martes, 27 de octubre de 2015

LA FUERZA QUE NOS UNE

"Yo hago lo que quiero"

Hoy esta de moda en el mundo moderno que la juventud diga: "Yo hago lo que
quiero". Y hasta cierto punto tienen su razón. Sin embargo, estimado joven, tú que
quieres casarte y ser realmente feliz, si quieres formar un matrimonio como Dios lo
planeó, vas a tener que encontrar un novio o una novia, un esposo o esposa en el
cual o la cual mora Jesucristo. Cristo es el centro de unión entre una pareja. Fuera
de sus "yo" egoístas tiene que haber una fuerza externa que venga e invada el
corazón del hombre y la mujer, del joven y de la señorita, y los una. Una fuerza
que los pueda unir de una manera permanente. Esto quiere decir que ya no hay
dos voluntades, sino una, en el matrimonio que es de veras feliz, y esa voluntad es
la de Cristo. A esa voluntad ambos se entregan gustosamente. Si tuviéramos un
pizarrón frente a nosotros, y tu y yo estuviéramos viéndolo juntos, podríamos
poner a la derecha un joven, a la izquierda a una señorita, y en el centro, atando,
amarrando, uniendo, abrazando al joven y la señorita, pondríamos a Jesucristo.
 



¡Crucificados!

La pareja que quiere formar un matrimonio feliz tiene que aprender de memoria el
texto de Gálatas 2:20, que dice: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no
vivo yo, más vive Cristo en mi: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del
Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a si mismo por mi". Yo lo he
parafraseado de esta manera para que una pareja joven o adulta que quiera
encontrar unidad pueda decir: "Con Cristo estamos juntamente crucificados, y ya
no vivimos nosotros, más vive Cristo en nosotros; y la vida que ahora vivimos es
en la fe del Hijo de Dios, el cual nos amó y se entregó a si mismo por nosotros"
¿Me explico? En otras palabras, en una pareja que va a encontrar unidad a fondo,
en profundidad, ambos tienen que tener a Cristo dominando ambos corazones. El
es la fuerza unificadora, Él es el centro de unión. Analicemos ese versículo.
Cuando el hombre y la mujer pueden decir: "Con Cristo estamos juntamente
crucificados", han tomado el primer paso para arrancar el corazón del uno y del
otro, y de la pareja como unidad, el egoísmo, que es el que ha traído los mayores
problemas en las familias a través de la historia. Cuando el hombre y la mujer
pueden decir juntos, al unísono, de rodillas: "Con Cristo estamos juntamente
crucificados", entonces han dado un tremendo y gran paso hacia la respuesta de
esa pregunta: ¿Con quién me casaré? Soltero, soltera que todavía te estas
preguntando: ¿Con quién me casaré?, escoge a ese joven o a aquella señorita
con la cual podrás decir: "Con Cristo estamos juntamente crucificados". Entonces
podrás seguir adelante en el versículo y decir: "y ya no vivimos nosotros, más vive
Cristo en nosotros". ¡Ah!, entonces hay esperanza, ¿te das cuenta?
Hay esperanza de que esta pareja, tu y tu compañera en este casotendrá
un futuro maravilloso, porque ya no será el egoísmo el que va a predominar, y manejar, y
dominar la situación en el hogar, sino que será una tercera persona. Esa persona
maravillosa es nada menos que Cristo, el Hijo de Dios, quien se hizo hombre en la
bendita Virgen Maria para poder entrar a la raza humana y poder meterse en el
corazón del hombre cuando nosotros lo recibimos por la fe.



-Con quien me casaré? - Luis Palau pag 18 del PDF

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