miércoles, 30 de abril de 2014

DIA 36: FUISTE HECHO PARA UNA MISION

PROPÓSITO Nº 5
FUISTE HECHO PARA UNA MISIÓN
El Fruto de la justicia es árbol de vida,
Y el que gana almas es sabio.
Proverbios 11:30 (PAR)

Hecho para una misión
"Así como me diste una misión en el mundo,
también yo se las di a ellos”.
Juan 17:18 (PAR)

“Lo más importante es que culmine mi misión,

la obra que el Señor me encomendó”.

Hechos 20:24 (PAR)


Fuiste hecho para una misión.
Dios está trabajando en el mundo, quiere que te unas a Él. Esto es lo que él llama tu misión. Dios quiere que te tengas un ministerio en el cuerpo de Cristo y una misión en el mundo.
Tu ministerio es tu servicio a los creyentes, y tu misión es el servicio a los no creyentes. Cumplir tu misión en el mundo es el quinto propósito de Dios para tu vida.
Tu vida misionera es compartida y es específica. Parte de esto es la responsabilidad que compartes con cada cristiano; la otra parte es una asignación única para ti. Trataremos ambos aspectos en los capítulos siguientes.
Nuestra palabra misión proviene del latín “enviar”. Ser cristiano implica ser un enviado como un representante de Jesucristo. Jesús dijo “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”.
Jesús claramente entendió su vida misionera en la tierra. A la edad de doce años dijo: “Debo estar en los negocios de mi Padre”, y veintiún años más tarde, muriendo en la cruz, dijo: “Consumado es”. Como “apoya-libros”, estas dos afirmaciones enmarcan una vida con propósito, bien vivida. Jesús completó la misión que el Padre le dio.
La misión que Jesús cumplió mientras estaba en la tierra ahora es nuestra porque conformamos el cuerpo de Cristo. Lo que Él hizo en su cuerpo físico nosotros lo continuaremos como cuerpo espiritual: la iglesia. ¿cuál es esa misión? ¡Traer personas a Dios! La Biblia dice: “Cristo nos cambió de ser enemigos en sus amigos y nos dio la tarea de hacer a otros sus amigos también”.
Dios quiere redimir a los seres humanos de las manos de Satanás y reconciliarlos con él de manera que podamos cumplir los cinco propósitos: amarlo a él, ser parte de su familia, ser igual a él, servirle a Él y contarle a otros acerca de Él. Una vez que le pertenecemos, Dios nos usa para alcanzar a otros. Nos salva y nos envía afuera. La Biblia dice: “Nosotros hemos sido enviados para hablar de Cristo”. Somos los mensajeros del amor de Dios y sus propósitos para el mundo.
LA IMPORTANCIA DE TU MISIÓN
Cumplir tu misión en la tierra es una parte esencial de la gloria de Dios. La Biblia nos ofrece razones de por qué tu misión es tan importante.
Tu misión es una continuación de la misión de Jesús en la tierra. Como sus seguidores, debemos continuar lo que él comenzó- Jesús nos llamó no sólo a venir a Él sino a ir por Él. Tu misión es tan importante que Jesús la repitió cinco veces, de cinco maneras realmente diferentes, en cinco libros diferentes en la Biblia. Es como si dijera: “¡Realmente quiero que hagas esto!” Estudia esas cinco comisiones de Jesús y aprenderás los detalles de tu misión en la tierra, cuándo, dónde, por qué y cómo.
En la Gran Comisión Jesús dijo: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Esta comisión fue asignada a cada seguidor de Cristo, no a pastores o a misioneros solamente, esta es tu comisión de parte del Señor y no es optativa.
Estas palabras de Jesús no fueron la Gran Sugerencia. Si eres parte de la familia de Dios tu misión es obligatoria y si la ignoras eres desobediente.
Puede que hayas estado inconsciente de que Dios te da una responsabilidad con los no creyentes que te rodean. La Biblia dice: “Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte”. Quizás tú eres el único cristiano que esas personas conozcan y tu misión es hablarles de Jesús.
Tu misión es un privilegio maravilloso. Aunque es una gran responsabilidad también es un honor increíble ser usado por Dios. Pablo dijo: “Dios nos ha dado el privilegio de motivar a cada uno a venir hacia su favor y ser reconciliados en Él”. Tu misión involucra dos grandes privilegios: trabajar con Dios y representarlo. Estamos asociados con Él en la construcción de su reino. Pablo nos llamó “colaboradores” y dijo: “Estamos trabajando juntos con Dios”.
Jesús nos aseguró nuestra salvación, nos puso en su familia, nos dio su Espíritu y nos hizo sus agentes en el mundo. ¡Qué privilegio! La Biblia dice: “Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios””.
Decirle a otros cómo pueden obtener la vida eterna es lo mejor que puedes hacer por ellos. Si tu vecino tiene cáncer o SIDA y sabes cuál es la cura, sería un crimen que retuvieras esa información que le salvaría la vida. Peor aún es mantener en secreto el camino del perdón, el propósito, la paz y la vida eterna. Tenemos las buenas nuevas y compartirlas es el acto de bondad más grande que puedes mostrarle a cualquiera. Uno de los problemas en la vida de los cristianos es que se olvidan cómo se sentían: sin esperanzas y sin Cristo. Debemos recordar que no importa cuán contentas o exitosas aparenten ser las personas, sin Cristo están perdidos y listos para la separación eterna de Dios. La Biblia dice: “Jesús es el único que puede salvar a las personas”. todos necesitamos a Jesús.
Tu misión tiene un significado eterno. Esto impactará el destino eterno de otras personas, así que es más importante que cualquier trabajo, logro o meta que encontrarás durante tu vida en la tierra. Las consecuencias de tu misión son para siempre; las de tu trabajo no. Ninguna otra cosa podrás hacer que importe tanto como ayudar a las personas a establecer una relación con Dios. Esta es la urgencia de nuestra misión. Jesús dijo: “Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar”. El reloj está marcando la hora en tu vida misionera; así que no demores. ¡Inicia tu misión de alcanzar a otros ya! Tendremos toda la eternidad para celebrar con los que llevemos a Jesús, pero tenemos el tiempo contado para alcanzarlos.
Esto no significa que debes dejar tu trabajo y comenzar a ser un evangelista a tiempo completo. Dios quiere que compartas las buenas nuevas donde estés. Como estudiante, madre, maestra de preescolar, vendedor, gerente o cualquier actividad que hagas debes seguir mirando continuamente por las personas que Dios pone en tu camino para que puedas difundir el evangelio.
Tu misión da significado a tu vida. William James dijo: “El mejor uso de la vida es emplearla en algo que sobreviva”. La verdad es que sólo el reino de Dios perdurará, todo lo demás finalmente desaparecerá. Por eso debemos vivir con propósitos que regulen vidas, vidas comprometidas con la adoración, el compañerismo, el crecimiento espiritual, los ministerios y el cumplimiento de nuestra misión en la tierra. ¡Los resultados de esas actividades son para siempre!
Si fallas en cumplir la misión que Dios te asignó en la tierra, entonces has desperdiciado la vida que Dios te dio. Pablo dice: “Mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Aunque hay muchas personas en este planeta, sólo tú o lo que Dios ha hecho por medio de medio de ti podrá alcanzar a quienes viven cerca de ti. Si sólo una persona va al cielo por tu causa, tu vida habrá hecho una diferencia por la eternidad. Comienza a observar alrededor de tu campo misionero particular y ora: “Dios, ¿A quién has puesto en mi vida para que le hable de Jesús?”
La conclusión del tiempo de Dios en la historia está vinculada con la terminación de nuestra comisión. Hoy existe un interés creciente en la Segunda Venida de Cristo y el fin del mundo. ¿Cuándo ocurrirá? Poco antes de que Jesús ascendiera al cielo los discípulos le hicieron la misma pregunta, y Él respondió lo que era bastante obvio. Les dijo: “No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.
Cuando los discípulos quisieron hablar de profecía, Jesús rápidamente cambió la conversación a evangelismo. Él quería que se concentraran en su misión en el mundo. Así que les dijo en esencia: “Los detalles de mi regreso no son de su incumbencia. Lo que les incumbe es la misión que les he dado. ¡Enfóquense en eso!”.
Especular sobre el cronometraje exacto del regreso de Cristo es en vano, porque Jesús dijo: “Nadie conoce el día y la hora, ni aun los ángeles en el cielo, ni el Hijo sino sólo el Padre”. Dado que Jesús afirmó que no conocía el día ni la hora, ¿por qué tratas de imaginarla? Lo que hay que saber es que Jesús no vendrá hasta que cada una de las personas que Dios quiere que oigan las buenas nuevas las hayan oído. Jesús dijo: “Las buenas nuevas acerca del reino de Dios serán predicadas en todo el mundo, a cada nación. Entonces el fin vendrá”. Si quieres que Jesús vuelva pronto, enfócate en cumplir tu misión y no en la profecía. Es fácil distraerte y apartarte de tu misión, porque Satanás prefiere que hagas cualquier cosa en lugar de compartir tu fe. Él dejará que pierdas tiempo en todo tipo de cosas, aun buenas, de manera que no tomes a ninguno contigo para llevarlo al cielo. Pero en el momento en que tomes en serio tu misión, espera que el diablo vierta contra ti todo tipo de distracciones y artimañas. Cuando esto suceda, recuerda las palabras de Jesús: “Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios”.

EL COSTO DE CUMPLIR TU MISIÓN
Para cumplir tu misión debes abandonar tus planes y aceptar los de Dios para tu vida. No sólo puedes “añadirlas” a todas las cosas que te gusta hacer con tu vida, debes decir como Jesús: “Padre... Yo quiero tu voluntad, no la mía”. rinde tus derechos, expectativas, sueños, planes y ambiciones para Él. Deja de invocar oraciones egoístas como: “Dios, bendice lo que quiero hacer”. Ora así: “¡Dios, ayúdame a hacer lo que tú bendices!” Dale un papel en blanco a Dios con tu nombre firmado al final, y dile que te escriba los detalles. La Biblia dice: “Ofrézcanse completamente a Dios, cada parte de ustedes... para que sean herramientas en las manos de Dios, y sean usados para sus buenos propósitos”.
Si te comprometes a cumplir tu misión en la vida sin importar el costo, experimentarás la bendición de Dios en maneras que pocas personas en toda su vida han disfrutado. No hay casi nada que Dios no haría por un hombre o una mujer comprometidos a servir en el reino de Dios. Jesús prometió: “(Dios) te dará todo lo que necesitas día a día si vives para Él y haces del reino de Dios tu interés primordial”.



UNO MÁS PARA CRISTO
Mi padre fue ministro por más de cincuenta años, sirviendo la mayoría del tiempo en pequeñas iglesias rurales. Era un simple predicador, pero era un hombre con una misión. Su actividad favorita era llevar equipos de voluntarios al extranjero para construirles templos a congregaciones pequeñas. En el transcurso de su vida, mi papá construyó más de ciento cincuenta iglesias alrededor del mundo.
En 1999 mi padre murió de cáncer. La última semana de su vida la enfermedad lo mantuvo despierto en un estado parcialmente consciente cerca de veinticuatro horas al día. Como soñaba, hablaba en voz alta lo que había visto. Sentado a su lado, aprendí mucho acerca de él con sólo oír sus sueños. Él revivió cada uno de los proyectos de construcción de las iglesias que llevó a cabo, uno tras otro.
Una noche cercana a su final, mientras mi esposa, mi sobrina y yo estábamos a su lado, de repente papá comenzó a moverse y a tratar de salir de la cama. Por supuesto, estaba muy débil y mi esposa insistió en que debía quedarse acostado. Pero él persistía en tratar de levantarse de la cama, así que mi esposa finalmente le preguntó: “Jimmy, ¿Qué estás tratando de hacer?” Él comentó: “¡Voy a salvar a uno más para Cristo!” “¡Voy a salvar uno más para Cristo!”, “¡Voy a salvar uno más para Cristo!” Y comenzó a repetir la frase una y otra vez.
Durante una hora, pronunció la frase tal vez unas cien veces. “¡Voy a salvar otro más para Jesús!” Yo estaba sentado en su cama con lágrimas en mis mejillas, bajé mi cabeza para darle gracias a Dios por la fe de mi padre. En aquel momento papá me tocó y puso su mano frágil en mi cabeza y dijo, como una orden: “¡Salva a uno más para Jesús! ¡Salva a uno más para Cristo!”.


DÍA TREINTA Y SEIS
PENSANDO EN MI PROPÓSITO


Punto de reflexión: Fui hecho para una misión.
Versículo para recordar: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:19-20 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Qué temores me detienen para cumplir la misión de Dios y poder terminarla? ¿qué me detiene para hablarles a otros de las buenas nuevas?Quiero hacer de esto el tema del resto de mi vida. Así que te invito a considerarlo como algo especial para tu vida, porque nada hará mayor diferencia en la eternidad. Si quieres ser usado por Dios, debes tener cuidado de lo que Dios cuida, y lo que Él más atiende es la redención de las personas que hizo. ¡Él quiere hallar a sus hijos perdidos! Nada le importa más; la cruz lo comprueba. Oro que siempre veas dónde puedes alcanzar a “uno más para Cristo” de modo que cuando estés delante de Dios, un día, puedas decir: “¡Misión cumplida!”.


  Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 303-313

lunes, 28 de abril de 2014

DIA 35: El poder de Dios en tu debilidad


Participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios
viviremos con Cristo para servirlos a ustedes.
2º Corintios 13:4 (NVI)
“Yo estoy contigo; eso es todo lo que necesitas.
Mi poder se muestra mejor en los débiles”.
2º Corintios 12:9 (BAD)

A Dios le encanta usar a los débiles.
Todos tenemos debilidades. Es más, tú tienes un manojo de defectos e imperfecciones: físicos, emocionales, intelectuales y espirituales. También tienes un sin fin de circunstancias incontrolables que te debilitan, como las limitaciones financieras o relacionales. Lo más importante es qué haces con ellas. Solemos negar nuestras debilidades, las defendemos, las excusamos, las ocultamos y las resentimos. Eso le impide a Dios usarlas de la manera que desea hacerlo.
Dios tiene una perspectiva diferente de tus debilidades. Él dijo:”Mis pensamientos y mis caminos son más altos que los tuyos”, de modo que a menudo actúa en maneras exactamente opuestas a lo que esperamos. Pensamos que Dios sólo quiere usar nuestras fortalezas, pero también quiere usar nuestras debilidades para su gloria.
La Biblia dice: “Dios escogió lo débil... del mundo para avergonzar a los poderosos”. Tus debilidades no son un accidente. Dios deliberadamente las permitió en tu vida con el propósito de demostrar su poder a través de ti.
A Dios nunca le impresionó la fuerza ni la autosuficiencia. De hecho, Él es atraído a los débiles que admitan serlo. Jesús consideró el reconocimiento de nuestras necesidades como un atributo de los ”pobres de espíritu”. Esta actitud es la que Él bendice.
La Biblia está llena de ejemplos de cómo Dios ama y usa a los imperfectos, a las personas ordinarias para hacer cosas extraordinarias a pesar de sus debilidades. Si Dios usara sólo personas perfectas, nada sería hecho, porque ninguno de nosotros es perfecto. Que Dios use a los imperfectos es muy alentador para todos nosotros.
Una debilidad, o “aguijón” como Pablo lo llamó, no es un pecado ni vicio ni un defecto de carácter que puedas cambiar, como la gula o la impaciencia. Una debilidad es cualquier limitación que tengas o heredaste y no tienes poder para cambiarla. Puede ser una limitación física, como la minusvalía, una enfermedad crónica, poca energía o una incapacidad. Puede ser una limitación emocional, como un trauma, un recuerdo injurioso, una personalidad excéntrica o una disposición hereditaria. O puede ser un talento o limitación intelectual.
No todos somos superinteligentes o talentosos.
Cuando piensas en las limitaciones de tu vida, puedes ser tentado a concluir: “Dios nunca podría usarme”. Pero a Dios no lo detienen nuestras limitaciones. De hecho, Él disfruta poner su poder en envases comunes. La Biblia dice: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de dios y no de nosotros”. Igual que la artesanía común, somos frágiles, defectuosos y fáciles de quebrar. Pero Dios nos usará si le permitimos trabajar por medio de nuestras debilidades. Para que esto ocurra debemos seguir el modelo de Pablo.

Reconoce tus debilidades. Admite tus imperfecciones. Deja de pretender que tienes todo bajo control y sé honesto contigo mismo. en vez de vivir negando o dando excusas, toma tiempo para identificar tus debilidades personales. Puedes hacer una lista de ellas.
Dos grandes confesiones en el Nuevo Testamento ilustran lo que necesitamos para vivir saludablemente. La primera fue de Pedro, que le dijo a Jesús: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. La segunda fue de Pablo, que le dijo a la multitud idólatra: “Sólo somos seres humanos iguales a ustedes”. Si quieres que Dios te use, debes conocer quién es Dios y quién eres tú. Muchos cristianos, sobre todo líderes, olvidan la segunda verdad: ¡Sólo somos humanos! Si necesitas una crisis para reconocerlo, Dios no vacilará en concedértela, porque te ama.
 
Alégrate con tus debilidades. Pablo dijo: “Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí. Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil” 2 Cor 12: 9-10. Al principio esto no tiene sentido; aspiramos a ser libres de nuestras debilidades, ¡pero nos alegramos con ellas! Sin embargo, el contentamiento es una expresión de fe en la bondad de Dios. Eso dice: “Dios, creo que me amas y sabes lo que es mejor para mí”.
Pablo da muchas razones para alegrarnos con nuestras debilidades. Primero, nos hace depender más de Dios. El apóstol, refiriéndose a su propia debilidad que Dios no quiso quitarle, dijo: “Yo estoy feliz plenamente con “mi aguijón”... porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Cuando te sientas débil, Dios te estará recordando que dependes de Él.
Nuestras debilidades también previenen la arrogancia. Mantienen tu humildad. Pablo dijo: “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo... para que me atormentara”. A menudo Dios nos conecta a una debilidad o una fortaleza mayor para mantener nuestro ego controlado. Una limitación puede actuar como un regulador que nos previene de no ir muy rápido y adelantarnos a Dios.
Cuando Gedeón reclutó un ejército de 32.000 soldados para pelear contra los madianitas, Dios lo redujo a 300 hombres, estableciendo una desigualdad de 450 a 1, ya que fueron a pelear contra 135.000 de las tropas enemigas. Esto pareció una fórmula para el desastre, sin embargo Dios lo hizo para que Israel reconociera que no fue por sus propias fuerzas sino por el poder de Dios que se salvaron.
Nuestras debilidades también nos animan al compañerismo entre los creyentes. Mientras la fuerza cultiva un espíritu independiente (“Yo no necesito de nadie”), nuestras limitaciones muestran cuánto nos necesitamos unos a otros. Cuando tejemos las trenzas débiles de nuestras vidas, una soga muy fuerte se crea. Vance Havner dijo con sarcasmo: “Los cristianos, igual que los copos de nieve, son frágiles; pero cuando se unen pueden parar el tráfico”.
La mayoría de todas nuestras debilidades aumenta nuestra sensibilidad relacional y ministerial. Estamos muy lejos de ser misericordiosos y considerados con las debilidades de otros. Dios quiere que tengas un ministerio parecido al de Cristo en la tierra. Eso quiere decir que otras personas van a encontrar sanidad en tus heridas. Tus grandes mensajes de la vida y tu ministerio más eficaz surgirá de tus heridas más profundas. Las cosas que más te apenan, las que más te avergüenzan, y las que menos quieras compartir, son las herramientas que Dios puede usar con más poder para sanar a otros.
El gran misionero Hudson Taylor declaró: “Todos los gigantes de Dios fueron personas débiles”. La debilidad de Moisés era su temperamento. Le condujo a matar a un egipcio, golpear la roca cuando se suponía que debía hablarle, y a romper las tablas de los Diez Mandamientos. No obstante, Dios transformó a Moisés en “el hombre más humilde de la tierra”.
La debilidad de Gedeón era su baja autoestima y una inseguridad profunda, sin embargo, Dios lo transformó en “un hombre poderoso y de valor”.
La debilidad de Abraham era el temor. No una, sino dos veces, para protegerse, dijo que su esposa era su hermana. No obstante, Dios transformó a Abraham en “el padre de todos los que creen”. Impulsivo, de voluntad débil, Pedro se convirtió en “una roca”, David el adúltero se convirtió en “un hombre conforme a mi corazón (de Dios)”, y Juan, uno de los arrogantes “Hijos del Trueno”, se convirtió en “el apóstol del amor”.
La lista puede seguir y seguir. “Tomaría mucho tiempo recontar las historias de la fe de... Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel, y todos los profetas... sus debilidades se tornaron en fuerzas”. él quiere tomar tu debilidad más grande y transformarla.
 
Comparte sinceramente tus debilidades. Ministrar empieza con vulnerabilidad. Quítate la máscara y comparte todo lo que guardas, tus luchas, de manera que Dios pueda usarte en servir a otros.
Pablo mostró su vulnerabilidad en todas sus cartas.
Expresó son sinceridad:
-Sus fallas: “Cuando quiero hacer lo bueno, no lo hago, y cuando trato de no hacer lo malo, eso hago”.
- Sus sentimientos: “Yo te dije todos mis sentimientos”.
- Sus frustraciones: “Fuimos realmente agobiados, abrumados, y temimos que nunca podríamos volver a vivir a través de esto”.
- Sus temores: “Cuando yo vine a ti, estaba débil, temeroso y estremecido”.

Por supuesto, la vulnerabilidad es un riesgo. Puedes tener miedo a bajar tus defensas y a abrir tu vida a otros. Cuando revelas tus fallas, tus sentimientos, tus frustraciones y tus temores te arriesgas a ser rechazado. Pero los beneficios valen la pena. La vulnerabilidad te ayuda a liberarte emocionalmente, alivia el estrés, desactiva tus temores y es el primer paso para la libertad.
Sabemos que Dios “da gracia al humilde” pero muchos malinterpretan esto. La humildad no es negar tus fuerzas o ponerte por debajo de otros, es ser honestos acerca de tus debilidades. Mientras más sincero seas, más recibirás la gracia de Dios. También recibirás gracia de otros. La vulnerabilidad es una cualidad que apreciamos, somos naturalmente atraídos hacia los humildes. Las pretensiones repelen, no obstante la autenticidad atrae y la vulnerabilidad es el camino hacia la intimidad.
Por eso es que Dios quiere usar tus debilidades, no sólo tus fortalezas. Si todo lo que la gente ve son tus fortalezas, se desalientan y piensan: “Bien, qué bueno por él o ella, pero yo nunca podré hacerlo”. Sin embargo, cuando ven a Dios usándote a pesar de tus debilidades, eso los consuela y piensan: “¡Puede ser que Dios me use!” Nuestras fortalezas crean competencias, mientras que nuestras debilidades producen comunión.
En cierto punto de tu vida debes decidir si quieres impresionar a las personas o influenciarlas. A distancia puedes impresionar a la gente, pero debes estar cerca para influir en ellas y, claro, si lo estás, es posible que vean tus defectos. Eso es bueno. La cualidad esencial para el liderazgo no es la perfección, sino la credibilidad. Las personas deberán confiar en ti o no te seguirán. ¿Cómo puedo forjar mi credibilidad? No pretendiendo ser perfecto, pero sí honesto.
 
Gloríate en tus debilidades. Pablo dijo: “De mi no haré alarde, sino de mis debilidades”. En vez de mostrarte autosuficiente e insuperable, obsérvate a ti mismo como un trofeo de gracia. Cuando Satanás apunte a tu debilidad, acuérdate de Dios y llena tu corazón con alabanza a Jesús, que “entiende cada debilidad nuestra”, y al Espíritu Santo, que “nos ayuda en nuestra debilidad”.
Sin embargo, algunas veces Dios convierte una fortaleza en debilidad para usarnos aún más. Jacob era un manipulador que gastó su vida intrigando para después correr por sus consecuencias. Una noche, mientras luchaba con Dios, dijo: “No voy a dejarte hasta que me bendigas”. Dios le respondió: “Está bien”, pero entonces le agarró el muslo a Jacob y le dislocó su cadera. ¿Qué significa eso?
Dios tocó la fuerza de Jacob (el músculo del muslo es el más fuerte del cuerpo) y lo transformó en debilidad. Desde ese día en adelante, Jacob caminó cojeando de manera que nunca más pudo huir. Eso lo forzó a apoyarse en Dios quisiera o no. Si quieres que Dios te bendiga y te use en gran manera, debes querer caminar cojeando el resto de tu vida porque Dios usa a las personas débiles.


Punto de reflexión: Dios trabaja mejor si reconozco mi debilidad.
Versículo para recordar: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2º Corintios 12:9 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Estoy limitando el poder de Dios en mi vida tratando de ocultar mis debilidades? ¿En qué necesito ser honesto de manera que pueda ayudar a otros?

Bendiciones amados.
A gozarnos en nuestras debilidades para la gloria de Dios.

La paz que sobrepasa todo entendimiento en el espiritu de nuestro señor Jesucristo, sea con ustedes.

 
  Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 295-302

sábado, 26 de abril de 2014

ANUNCIAR A CRISTO

15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.
16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones;
17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio.
18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.

jueves, 24 de abril de 2014


Lucas 12

Nueva Versión Internacional (NVI)

 

 

No se preocupen

22 Luego dijo Jesús a sus discípulos:
—Por eso les digo: No se preocupen por su *vida, qué comerán; ni por su cuerpo, con qué se vestirán. 23 La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa. 24 Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! 25 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 26 Ya que no pueden hacer algo tan insignificante, ¿por qué se preocupan por lo demás?
27 »Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. 28 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, gente de poca fe! 29 Así que no se afanen por lo que han de comer o beber; dejen de atormentarse. 30 El mundo *pagano anda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que ustedes las necesitan. 31 Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas.
32 »No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino. 33 Vendan sus bienes y den a los pobres. Provéanse de bolsas que no se desgasten; acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya. 34 Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón.

martes, 22 de abril de 2014

DIA 34: MENTALIDAD DE SIERVO


Mi siervo Caleb... ha mostrado una
actitud diferente y me ha sido fiel.
Números 14:24 (NVI)

La actitud de ustedes debe ser
como la de Cristo Jesús.
Filipenses 2:5 (NVI)


El servicio comienza en tu mente.
Para ser un siervo se requiere un cambio de pensamiento y de actitudes. Dios está más interesado en por qué hacemos las cosas que en lo que hacemos. Las actitudes cuentan más que los hechos. El Rey Amasías perdió el favor de Dios porque “hizo lo correcto ante los ojos del Señor; aunque no de todo corazón”. Los siervos sirven a Dios pensando en cinco actitudes.
Los siervos piensan más en otros que en sí mismos. Se enfocan en los demás, no en ellos mismos. Esto es verdadera humildad, no pensar menos de, sino menos en, nosotros mismos. Se olvidan de sí mismos. Pablo dijo: “Olvídense de ustedes mismos lo suficiente para que extiendan una mano ayudadora”. Esto es lo que significa “perder tu vida”, olvidándote de ti mismo para servir a otros. Cuando dejamos de enfocarnos en nuestras propias necesidades, comenzamos a advertir las que yacen alrededor nuestro.
Jesús”se despojó a sí mismo tomando forma de siervo”. ¿Cuándo fue la última vez que te olvidaste de ti mismo para beneficiar a alguien? No puedes ser siervo si estás lleno de ti mismo. Sólo cuando nos olvidamos de nosotros mismos podemos hacer cosas que merecen ser recordadas.
Desafortunadamente, la mayoría de nuestro servicio a menudo es autogratificante. Servimos a otros para que les gustemos, para ser admirados o para lograr nuestras propias metas Eso es manipulación, no ministerio. Todo el tiempo lo que realmente hemos estado pensando es en nosotros mismos y en cuán nobles y maravillosos somos. Algunas personas tratan de usar el servicio como una herramienta de negociación con Dios: “Haré esto por ti Dios, si haces algo por mí”. Los verdaderos siervos no tratan de usar a Dios para sus propósitos. Dejan que Él los use para el suyo. La cualidad de olvidarse de sí mismos, al igual que la fidelidad, es extremadamente excepcional. Aparte de todas las personas que Pablo conocía, Timoteo era el único ejemplo que señalaba. Pensar como siervo es difícil porque desafía el problema básico de mi vida: Yo soy, por naturaleza, egoísta. Pienso más en mí,. Por eso es que la humildad es una lucha diaria, una lección que debo volver a aprender una y otra vez. La oportunidad de ser siervo me confronta docenas de veces al día, me dan la opción de decidir entre satisfacer mis necesidades o las de otros. La abnegación es el alma del servicio.
Podemos medir nuestro corazón de siervos por la manera en que respondemos cuando otros nos tratan como siervos. ¿Cómo reaccionas cuando eres mandado por alguien o tratado como un inferior? La Biblia dice: “Si alguien toma ventajas injustas sobre ti, usa la ocasión para practicar la vida de siervo”.
Los siervos piensan como mayordomos, no como dueños. Recuerdan que todo le pertenece a Dios. En la Biblia, un mayordomo era un siervo al que se le confiaba una propiedad. José fue este tipo de siervo, como prisionero, en Egipto. Potifar confió en él entregándole su casa. Después el carcelero confió en él dándole autoridad en la cárcel. Al fin de la historia, Faraón confió en él y le dio la nación entera. El servicio y la mayordomía van juntas, puesto que Dios espera de nosotros que seamos dignos de confianza en ambos aspectos. La Biblia dice: “La única cosa que se requiere para ser tales siervos es que sean fieles a su señor”. ¿Cómo estás manejando los recursos que Dios te confió?
Para comenzar a ser un verdadero siervo tienes que tomar en cuenta el tema del dinero en tu vida. Jesús dijo: “Ningún sirviente puede servir a dos patrones... no puedes servir a la vez a Dios y a las riquezas”. No dijo: “No debes”, sino No puedes”. Eso es imposible. Vivir para el ministerio y para el dinero son metas mutuamente excluyentes. ¿Cuál escogerías? Si eres un siervo de Dios no puedes trabajar para ti mismo. Todo tu tiempo le pertenece a Dios. Él insiste en una lealtad exclusiva, no fidelidad a medias.
El dinero es el potencial mayor para reemplazar a Dios en tu vida. Más personas se alejan del servicio debido al materialismo que a cualquier otra cosa. Dicen: “Después de que cumplas mis metas financieras, voy a servir a Dios”. Esa es una decisión necia que lamentarán por la eternidad. Cuando Jesús es tu Señor el dinero te sirve, pero si el dinero es tu señor te conviertes en esclavo de él. Ciertamente la riqueza no es un pecado siempre y cuando la usemos para la gloria de Dios. Los siervos del Señor siempre están más conscientes del ministerio que del dinero.
La Biblia es muy clara: Dios usa el dinero para probar tu fidelidad como siervo. Esta es la razón por la que Jesús habló más acerca de él que del cielo o el infierno. Él dijo: “Si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas mundanas ¿quién les confiará las verdaderas?”. La manera en que usas tu dinero incide en cómo Dios puede bendecir tu vida.
En el capítulo 31 mencioné dos tipos de personas: los edificadores del reino y los edificadores de riquezas. Ambos recibieron dones para hacer que el negocio crezca, haciendo tratos o ventas y obteniendo ganancias. Los edificadores de riquezas continúan acumulando más tesoros para sí mismos sin importar cuánto hacen, pero los edificadores del reino cambian las reglas del juego. Persisten en hacer dinero, pero lo hacen para regalarlo. Usan las riquezas para financiar a la iglesia y la misión de Dios en el mundo.
En la Iglesia Saddleback, tenemos un grupo de ejecutivos y dueños de negocios que tratan de hacer lo máximo para dar a la congregación y para expandir el reino de Dios. Así que te exhorto a que hables con tu pastor y comiences un grupo de edificadores del reino en tu iglesia.
Los siervos piensan en su trabajo, no en lo que otros hacen. No comparan, critican, ni compiten con otros siervos o ministerios. Están muy ocupados haciendo el trabajo que Dios les asignó.
La competencia entre los siervos de Dios es ilógica por muchas razones: todos estamos en el mismo equipo; nuestra meta es complacer a Dios, no a nosotros mismos; tenemos diferentes tareas y todos fuimos formados con cierta singularidad. Pablo dijo: “No se comparen unos con otros, como si uno de ustedes fuera mejor o peor que el otro. Tenemos mejores cosas que hacer en nuestras vidas. Cada uno de ustedes es un original”.
No hay lugar para celos mezquinos entre los siervos.
Cuando estás ocupado en servir no tienes tiempo para criticar; el tiempo que gastas en criticar a otros deberías usarlo para ministrar. Cuando Marta se quejó con Jesús de que María no la estaba ayudando con su trabajo, perdió su corazón de sierva. Los siervos verdaderos no se quejan de las injusticias, no viven lamentándose ni se resienten con quienes no están sirviendo. Sólo confían en Dios y se mantienen sirviendo.
No es nuestro trabajo evaluar a otros siervos del Señor. La Biblia dice: “¿Quién eres tú para criticar al siervo de otro? El Señor decidirá si su siervo ha hecho lo correcto”. Tampoco es nuestro trabajo defendernos de la crítica, deja que tu Señor lidie con eso. Sigue el ejemplo de Moisés, que mostró una verdadera humildad ante sus opositores; como Nehemías, cuya respuesta a las críticas fue simple: “Estoy ocupado... Si bajara yo a reunirme con ustedes la obra se vería interrumpida”.
Si sirves como Jesús, puedes esperar ser criticado. El mundo, aun las iglesias, no entienden lo que Dios valora en el servicio. Uno de los actos más hermosos de amor mostrado por Jesús fue criticado por sus discípulos. María tomó lo más valioso que tenía, un perfume costoso, y lo vertió sobre Jesús. A tan espléndido servicio los discípulos lo llamaron “derroche”, sin embargo, Jesús lo llamó “una obra hermosa” y eso es lo que importa. Tu servicio por Cristo nunca es considerado como pérdida aunque otros lo digan.
Los siervos basan su identidad en Cristo. Dado que ellos recuerdan que fueron amados y aceptados por gracia, los siervos no tienen que probar su mérito. Voluntariamente aceptan tareas que otras personas, inseguras, consideran “inferiores”. Uno de los ejemplos más conmovedores de servicio es la imagen misma que Jesús muestra cuando les lava los pies a sus discípulos. Esto era equivalente a lo que hoy es un lustrador de calzado, un trabajo sin prestigio. Sin embargo, Jesús sabía quién era él, de manera que la tarea no amenazaba su propia imagen. La Biblia dice: “Jesús sabía que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura”.
Si piensas ser un siervo debes tener muy definida tu identidad en Cristo. Sólo las personas seguras pueden servir; las inseguras siempre se preocupan de cómo pueden ser vistos por los demás. Temen manifestar sus debilidades y ocultan, bajo mantos protectores, su orgullo y pretensión. Mientras más inseguro seas, más quieres que te sirvan y más necesitarás aprobación.
Henri Nouwen dijo: “Para que seamos un servicio a otros, debemos morir por ellos; eso significa que tenemos que dejar de medir nuestros significados y valores con la vara de medir de otros... entonces comenzaremos a ser libres para ser misericordiosos”. Cuando basas tu valor y tu identidad en tu relación con Cristo, te liberas de las expectativas de otros, y eso permite servir con lo mejor de ti.
Los siervos no necesitan cubrir sus paredes con placas y premios para avalar su trabajo. No les interesa que se dirijan a ellos con títulos, ni les gusta cubrirse con ínfulas de superioridad. Los siervos hallan que los símbolos de estatus son innecesarios y no miden su valor por sus logros. Pablo dijo: “Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo sino aquel a quien recomienda el Señor”.
Si alguien tuvo oportunidad de ser ostentoso debido a sus conexiones y “personajes relacionados”, fue Santiago, el medio hermano de Jesús. Él tuvo las credenciales de crecer con Jesús como su hermano. Sin embargo, en la introducción de su carta, simplemente se refiere a sí mismo como “siervo de Dios y del Señor Jesucristo”. Mientras más te acerques a Jesús, menos necesitarás promocionarte.
Los siervos piensan en el ministerio como una oportunidad, no como obligación. Disfrutan ayudando a la gente, supliendo sus necesidades y realizando su ministerio. “Sirven al Señor con regocijo”. ¿Por qué lo hacen con regocijo? Porque aman al Señor y están agradecidos por su favor; saben que servir es el mejor uso que pueden darle a su vida y que Dios ha prometido recompensarlos. Jesús dijo: “A quien me sirva, mi Padre lo honrará”. Pablo, por su parte, afirmó: “Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo”.
Imagínate qué pasaría si sólo el diez por ciento de los cristianos en el mundo tomara en serio su rol como siervo. Imagínate todo lo bueno que podría hacerse. ¿Estarías dispuesto a ser una de esas personas? No importa la edad que tengas, Dios te usará si comienzas a actuar y pensar como un siervo. Albert Schweitzer dijo: “Las únicas personas realmente felices son aquellas que han aprendido a servir”.

DÍA TREINTA Y CUATRO
PENSANDO EN MI PROPÓSITO

Punto de reflexión: Para ser siervo debo pensar como siervo.

Versículo para recordar: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”. Filipenses 2:5 (NVI).

Pregunta para considerar: ¿Me preocupo más por ser servido que por servir a otros?

  Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 286-294

sábado, 19 de abril de 2014

HOY ME HABLAN DE TI...

NO HAY NADIE MAS FIEL
NO HAY QUIEN ME ACOMPAÑE 
NO HAY QUIEN ME ESCUCHE
NO HAY QUIEN ME ABRACE
NO HAY NADIE...
... COMO EL AMADO...



viernes, 18 de abril de 2014

SU INMENSA MISERICORDIA

 

 

Isaías 55

Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Misericordia gratuita para todos

55  A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.

¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.

Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.

He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones.

He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,

11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.

13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

EL SIERVO DE JEHOVA




Sufrimientos del Siervo de Jehová

13 He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto.
14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres,
15 así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído.
53  ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.

jueves, 17 de abril de 2014

LA CENA DE PASCUA

Hasta entonces, asi celebraba el Maestro la cena de pascua cada año, muchos dicen que Jesús no lo hacía como acostumbraban los judíos, otros dicen que sí lo hacía.
Personalmente creo que si lo hacía ya que vivía entre judios y respetaba muchas de sus costumbres.
Si bien el la biblia habla del pan y del vino, no quiere decir que no hubo más comida ni el ritual tal cuál lo celebraban los judios.
Jesús propuso unos cambios en la celebracion tradicional de la cena de Pascua, no porque quisiera cambiarla o porque era inadecuada, sino simplemente porque Él es el cordero del nuevo pacto gracias al derramamiento de su santa y preciosa sangre.

Anteriormente los judios comian carne de cordero, Jesús eliminó esto. Cristo es el cordero sin mancha.

Anteriormente tomaban 5 copas de vino durante la cena, la última copa era la llamada copa de Elías, bien pues Elías anunciaba la venida del señor, recordemos que Juán cumplió ésta profecia, así que por lo tanto esta copa tambien se eliminó, aunque algunos judios, aun la siguen colocando en la mesa, sin beberla, pues creen que el espiritu de Elías esta presente en este ritual.

Y como dato para quienes nunca hemos celebrado rituales judios, el pan que usó Cristo en esta celebración fue el llamado MATZÁH  Y si se tomaba vino, con la aclaración de que nunca se excedió en su consumo, pues no se trata de embriagarse con esto.

BIEN  AQUI LES DEJO COMO ES LA CELEBRACION JUDIA DE LA CENA DE PASCUA.

 SACAR LA LEVADURA (Bedikat Jametz)
Antes de empezar la Pascua, toda la levadura, que es símbolo de pecado (I Cor. 5:6-8), debe ser quitada de la casa judía. Se limpia la casa de arriba a abajo sacando cualquier cosa que contenga levadura. Después, la noche antes de la Pascua, el padre de la casa toma las herramientas tradicionales de limpieza: una pluma, un cuchillo de madera y una bolsa y busca por toda la casa cualquier pedazo de levadura que halla sido olvidada
 
LAVAR LAS MANOS (Urjatz)
Una vez que la levadura es sacada, la familia se sienta alrededor de la mesa y ceremonialmente lava las manos con un aguamanil y una toalla.
 
 ENCENDER LAS VELAS (Jadelaket)
Cuando la casa y los participantes están limpios ceremonialmente, la celebración del Seder puede comenzar. La mujer de la casa dice una bendición y enciende las velas de la Pascua.
 
HAGADA
Hagadá significa "contar la historia" de la Pascua. La historia se basa en la respuesta a cuatro preguntas hechas por los hijos. Una de ellas es: ¿Por qué ésta noche es diferente de todas las otras noches? El padre procede a contar la historia del éxodo de Egipto, leyendo del libro "el Hagadá" y usando símbolos y lecciones prácticas para mantener el interés de los más pequeños.
 
 LA PRIMERA COPA DE VINO (Kadesh)
El Seder comienza recitando antes de tomar la primera de las cuatro copas de vino: "Bendito seas Tú, Adonai nuestro Dios, rey del universo, quien creó el fruto de la vid".
 
 LA SEGUNDA COPA DE VINO (Mishpat)
La segunda copa es para que recordemos las diez plagas y el sufrimiento de los egipcios cuando endurecieron sus corazones contra Dios. De manera que no nos regocijemos por el sufrimiento de nuestros enemigos (Prov. 24:17), derramamos una gota de vino (lo cual es un símbolo de gozo) mientras recitamos cada una de las diez plagas, recordando de ese modo que nuestro gozo disminuye con el sufrimiento de los demás.
 
 AFIKOMEN (Yajatz)
Una tradición muy curiosa aparece ahora. En la mesa hay una bolsa con tres compartimentos y tres pedazos de matzos (mazorcas). La matza del medio se saca, se quiebra y la mitad se pone de nuevo adentro de la bolsa. La otra mitad se envuelve en una servilleta de lino y se esconde, para ser sacado después de la cena.
 
 EL PLATO DEL SEDER
Los rabinos han desarrollado una serie de lecciones objetivas para mantener la atención de los pequeños durante la celebración Pascua. Estas cosas son probadas por cada persona, mientras reciben la instrucción de sentirse como si estuvieran ellos huyendo de Egipto.
 
 KARPAS
La primera cosa que se prueba son las karpas, normalmente perejil, el cual es un símbolo de vida. El perejil está sumergido en agua salada, un símbolo de lágrimas, y se come para que recordemos que la vida de nuestros antepasados fue "sumergida" en lágrimas.
 
 BEITZAH
Un huevo (marrón) esta sobre el plato del Seder para que pensemos en el diario sacrificio quemado que no se puede ofrecer por falta del templo de Jerusalén. En la mitad del Seder de la Pascua la gente ve que no tienen la posibilidad de hacer un sacrificio que los justifique delante de Dios.
 
 MAROR
Usualmente consiste en rábano picante picado y se come lo suficiente (con Matzo) para producir lágrimas. La idea es que no podemos apreciar la dulzura de la redención sin experimentar la amarga esclavitud.
 
 JAROSET
El Jaroset es una mezcla dulce de manzanas picadas, nueces picadas, miel, canela y un poquito de vino rosado por el color. Esta mezcla dulce, marrón y pastosa es símbolo del cemento que nuestros antepasados usaron para construir ladrillos en la tierra de Egipto. ¿Por qué recordamos una experiencia tan amarga con algo tan dulce? Los rabinos tienen un buen discernimiento: aún la más amarga de las tareas puede ser dulce cuando se acerca la redención.
 
 UN HUESO DEL CORDERO
En cada casa judía, en cada plato de Seder, hay un hueso de cordero sin carne. En el libro de Éxodo, los primogénitos judíos eran salvados del ángel de la muerte por la aplicación de la sangre de un cordero inocente, sin mancha, en los dinteles de sus puertas de esa manera Dios llevó el pueblo desde la esclavitud hacia la libertad.
 
 LA CENA
¡Ah! A pesar de las maravillas de la tecnología moderna, todavía no podemos traerles la parte más memorable de la Pascua: la cena. ¡Exactamente como la abuela solía hacerla! Imagina: la sopa de pollo caliente; bollos de matzo; algún matza; rebanadas de pescado casero con rábano picante que te hace llorar; más matzo, hígado picado con cebollas fritas sobre lechuga; más matzo; ensalada; más matzo; más cebollas fritas; más matzo y esta es la entrada!
 Después viene la cena: ¿puedes olerla? Un pecho de res tierna con repollo; más matzo; pollo saltado; pollo al horno; pollo estofado; pollo hervido; pollo asado; pollo cocido y más matzo; un pavo entero al horno, más matzo, chauchas cortadas con cebollas; más matzo; batatas; más matzo; puré de papas nadando en manteca y más matzo.
 ¿Están listos para el postre? Tienen que esperar, porque ahora es tiempo de continuar con el Seder.
 
 BUSCAR EL AFIKOMEN (Pedazo de Matza) (ESTA PARTE NO LA CELEBRÓ EL SEÑOR EN SU ULTIMA CENA, PUESTO QUE NO HUBO NIÑOS EN LA CELEBRACIÓN DE ESA NOCHE, aunque posiblemente si se llevó a cabo en años anteriores)

Después de terminar con la cena, el líder del Seder permite que los chicos vayan a buscar el Afikomen envuelto en la servilleta de lino y escondido antes de cenar. La casa está en desorden mientras todos tratan de ser el primero en encontrar el Afikomen y ganar el premio que el abuelo paga. Cuando el líder recupera el Afikomen, él lo quiebra en pedazos y le da un trozo pequeño a cada persona sentada alrededor de la mesa. Hay judíos que no entienden esta tradición pero las tradiciones no tienen que ser entendidas - solamente seguidas. Sin embargo, muchos creen que los pedazos de Afikomen traen una vida buena y larga para aquellos que los comen.
 
LA TERCERA COPA
La tercera copa de vino se toma después de la cena. Es la copa de redención, para recordar el derramamiento de la sangre del cordero inocente que nos redimió de Egipto.
 
 LA CUARTA COPA
La cuarta copa es la copa de "Hallel." Hallel en hebreo significa "adoración," 

Finalmente se canta a Dios, unos salmos no estarían mal.



Bendiciones.

 

LA ULTIMA CENA

La Última Cena


(1936.1) 179:0.1 DURANTE la tarde de este jueves, cuando Felipe recordó al Maestro que se acercaba la Pascua y preguntó sobre los planes para su celebración, pensaba en la cena de Pascua que debía comerse a la tarde del día siguiente, viernes. Era costumbre comenzar las preparaciones para la celebración de la Pascua no más tarde que el mediodía del día anterior. Puesto que los judíos consideraban que el día comenzaba a la puesta del sol, eso significaba que la cena de Pascua del sábado se comería el viernes por la noche, poco antes de la medianoche.
(1936.2) 179:0.2 Los apóstoles, por lo tanto, no podían comprender el anuncio del Maestro de que celebrarían la Pascua un día antes. Pensaban, por lo menos algunos de ellos, que él sabía que sería arrestado antes de la hora de la cena pascual el viernes por la noche y, por consiguiente, los convocaba para una cena especial este jueves por la noche. Otros pensaban que ésta era simplemente una ocasión especial, que precedería a la celebración regular de la Pascua.
(1936.3) 179:0.3 Los apóstoles sabían que Jesús había celebrado otras Pascuas sin cordero; sabían que personalmente no participaba en ninguno de los servicios del sistema judío que incluían sacrificios. Muchas veces había compartido el cordero pascual como huésped, pero en todos los casos en que él era el anfitrión, no se servía cordero. No habría sido para los apóstoles una gran sorpresa que se omitiera el cordero aun la noche de la Pascua, y puesto que esta cena se ofrecía un día antes, no les llamó la atención que faltara el cordero.
(1936.4) 179:0.4 Después de recibir los saludos y la bienvenida del padre y de la madre de Juan Marcos, los apóstoles fueron inmediatamente al aposento de la parte alta, mientras Jesús se quedaba atrás para hablar con la familia de Marcos.
(1936.5) 179:0.5 Se había acordado de antemano que el Maestro celebraría esta ocasión a solas con sus doce apóstoles; por lo tanto, no se había dispuesto que hubiera siervos para servirles.

1. El Anhelo de la Preferencia

(1936.6) 179:1.1 Cuando los apóstoles fueron conducidos arriba por Juan Marcos, contemplaron una cámara amplia y cómoda que había sido completamente dispuesta para la cena, y observaron que el pan, el vino, el agua y las hierbas estaban listos a un extremo de la mesa. Excepto por el extremo en el que estaban dispuestos el pan y el vino, esta larga mesa estaba rodeada de trece triclinios de los que se proveían para la celebración de la Pascua en los hogares judíos de buena posición económica.
(1936.7) 179:1.2 Cuando los doce entraron al cuarto superior, notaron, inmediatamente junto a la puerta, los cántaros de agua, las vasijas y las toallas para lavarse los pies polvorientos; puesto que no se habían proveído siervos para rendir este servicio, los apóstoles se miraron entre sí en cuanto Juan Marcos les dejó, y cada uno pensó para sus adentros, ¿quién lavará nuestros pies? y cada uno del mismo modo pensó que él no sería quién actuara de esta manera como siervo de los demás.
(1937.1) 179:1.3 Mientras estaban allí parados con este dilema en el corazón, observaron el arreglo de los asientos junto a la mesa, tomando nota del diván más alto del anfitrión, con un triclinio a la derecha y los otros once dispuestos alrededor de la mesa, frente a este segundo asiento de honor a la derecha del anfitrión.
(1937.2) 179:1.4 Esperaban que el Maestro llegara en cualquier momento, pero estaban en dudas si debían sentarse o esperar su llegada para que les asignara su sitio. Mientras titubeaban, Judas se dirigió al asiento de honor, a la izquierda del anfitrión, y manifestó que tenía la intención de reclinarse allí como huésped preferido. Esta acción de Judas inmediatamente produjo una disputa violenta entre los demás apóstoles. No acababa Judas de apropiarse el asiento de honor cuando Juan Zebedeo reclamó para sí el siguiente asiento preferido, el que estaba situado a la derecha del anfitrión. Simón Pedro tanto se airó por esta toma de posiciones preferidas de Judas y Juan que, mientras los demás apóstoles observaban enojados, dio la vuelta a la mesa y se ubicó en el triclinio más bajo, al final de la fila de asientos y frente al que había elegido Juan Zebedeo. Puesto que otros habían tomado los asientos altos, Pedro pensó en elegir el más bajo, y lo hizo, no solamente en protesta contra el orgullo poco elegante de sus hermanos, sino con la esperanza de que Jesús, cuando entrara y lo viera en el lugar menos honroso, lo llamara a uno más alto, desplazando así a aquel que había presumido honrarse a sí mismo.
(1937.3) 179:1.5 Con las posiciones más altas y más bajas ya ocupadas, el resto de los apóstoles eligieron lugares, algunos junto a Judas y otros junto a Pedro, hasta que todos ellos se ubicaron. Se sentaron alrededor de la mesa en forma de U, en estos divanes, en el siguiente orden: a la derecha del Maestro, Juan; a la izquierda, Judas; Simón el Zelote, Mateo, Santiago Zebedeo, Andrés, los gemelos Alfeo, Felipe, Natanael, Tomás y Simón Pedro.
(1937.4) 179:1.6 Están reunidos para celebrar, por lo menos en espíritu, una institución que antedataba aun a Moisés y se remontaba a los tiempos en los que sus padres eran esclavos en Egipto. Esta cena es su último encuentro con Jesús, y aun en tal ocasión solemne, bajo el liderazgo de Judas, los apóstoles se dejan llevar una vez más por su vieja predilección por el honor, la preferencia y la exaltación personal.
(1937.5) 179:1.7 Aún estaban recriminándose airadamente unos a otros cuando apareció el Maestro en la puerta, permaneciendo allí un instante mientras su rostro se inundaba lentamente de una expresión de desencanto. Sin hacer comentario alguno se dirigió a su asiento, y no cambió la distribución de los asientos de ellos.
(1937.6) 179:1.8 Ya estaban listos para empezar la cena, excepto que sus pies aún estaban sin lavar, y que estaban en un estado de ánimo que era de todo, menos agradable. Cuando el Maestro llegó, aún estaban discutiendo de forma poco halageña entre ellos; y no hablemos de los pensamientos de algunos de ellos que tenían suficiente control emocional como para no expresarlos públicamente.

LA ULTIMA CENA

2. El Comienzo de la Cena

(1937.7) 179:2.1 Por unos momentos después de que el Maestro se sentó en su lugar, no se habló una palabra. Jesús los miró a todos y, aliviando la tensión con una sonrisa, dijo: «Mucho he deseado comer con vosotros esta Pascua. He deseado comer con vosotros una vez más antes de mi sufrimiento, y sabiendo que mi hora ha llegado, dispuse hoy esta cena con vosotros porque, en cuanto al mañana, estamos en las manos del Padre, cuya voluntad he venido a hacer. No volveré a comer con vosotros hasta que os sentéis conmigo en el reino que mi Padre me dará cuando haya terminado aquello para lo cual me envió a este mundo.»
(1938.1) 179:2.2 Después de mezclar el agua y el vino, trajeron la copa a Jesús quien, cuando la hubo recibido de las manos de Tadeo, la levantó dando gracias. Y cuando hubo terminado de dar gracias, dijo: «Tomad esta copa y compartidla entre vosotros, y cuando compartáis de ésta, percataos de que no volveré a beber con vosotros el fruto de la vid, puesto que ésta es nuestra última cena. Cuando nos sentemos nuevamente de esta manera, lo será en el reino venidero».
(1938.2) 179:2.3 Jesús así comenzó a hablar a sus apóstoles porque sabía que su hora había llegado. Comprendía que había llegado el momento en que tenía que retornar al Padre, y que su obra en la tierra estaba casi terminada. El Maestro sabía que había revelado el amor del Padre sobre la tierra y había mostrado su misericordia a la humanidad, y que había completado aquello para lo cual había venido al mundo, aun hasta recibir todo poder y autoridad en el cielo y en la tierra. Del mismo modo sabía que Judas Iscariote ya había resuelto entregarlo esta noche a las manos de sus enemigos. Se daba cuenta plenamente de que esta pérfida traición era trabajo de Judas, y que también le había dado placer a Lucifer, Satanás y Caligastia, el príncipe de las tinieblas. Pero no temía a ninguno de los que buscaban su caída espiritual, así como tampoco temía a los que buscaban su muerte física. El Maestro tenía una sola ansiedad, y ésa era por la seguridad y salvación de sus seguidores elegidos. Así pues, con el conocimiento pleno de que el Padre había puesto todas las cosas bajo su autoridad, el Maestro se preparaba ahora para promulgar la parábola del amor fraterno.

LA ULTIMA CENA

3. El Lavado de los Pies de los Apóstoles

(1938.3) 179:3.1 Después de beber la primera copa de la Pascua, era costumbre judía que el anfitrión se levantara de la mesa y se lavara las manos. Más adelante en el curso de la comida y después de la segunda copa, todos los huéspedes del mismo modo se levantaban y se lavaban las manos. Puesto que los apóstoles sabían que su Maestro nunca observaba estos ritos de lavado ceremonial de las manos, tenían curiosidad por saber qué tenía intención de hacer cuando, después de compartir esta primera copa, se levantó de la mesa y silenciosamente se dirigió junto a la puerta, donde estaban dispuestos los cántaros de agua, las vasijas y las toallas. Y su curiosidad se transformó en asombro cuando vieron que el Maestro se quitaba su manto, se envolvía en una toalla y comenzaba a echar agua en una de las vasijas para los pies. Imaginad el asombro de estos doce hombres, que tan recientemente se habían negado a lavarse los pies unos a otros, y que se habían enredado en disputas tan poco elegantes sobre los sitios de honor en la mesa, cuando le vieron dar la vuelta alrededor del extremo no ocupado de la mesa, hasta el asiento más bajo del festín, en el que se reclinaba Simón Pedro y, arrodillándose en actitud de siervo, se preparó para lavarle los pies a Simón. En el momento en que se arrodilló el Maestro, los doce se pusieron de pie al unísono; aun el traidor Judas olvidó por un momento completamente su infamia y se levantó con sus compañeros apóstoles en esta expresión de sorpresa, respecto y asombro total.
(1938.4) 179:3.2 Allí estaba pues Simón Pedro de pie, mirando hacia abajo al rostro levantado de su Maestro. Jesús no dijo nada; no era necesario que hablara. Su actitud revelaba claramente que estaba dispuesto a lavarle los pies a Simón Pedro. A pesar de la fragilidad de la carne, Pedro amaba al Maestro. Este pescador galileo fue el primer ser humano que creyó de todo corazón en la divinidad de Jesús e hizo una confesión plena y pública de esa fe. Y Pedro nunca había dudado, ni una sola vez, de la naturaleza divina del Maestro. Puesto que Pedro tanto reverenciaba y honraba a Jesús en su corazón, no es extraño que su alma se resintiera de la idea de Jesús arrodillado allí frente a él en actitud de siervo inferior, proponiéndose lavarle los pies como lo haría un esclavo. Cuando Pedro consiguió volver en sí lo suficiente como para dirigirse al Maestro, expresó los sentimientos sinceros de todos los demás apóstoles.
(1939.1) 179:3.3 Después de algunos momentos de gran incomodidad, Pedro dijo: «Maestro, ¿es que realmente piensas lavarme los pies?» Luego, levantando la mirada al rostro de Pedro, Jesús dijo: «Tal vez no comprendas plenamente lo que estoy por hacer; pero más adelante sabrás el significado de todas estas cosas». Entonces Simón Pedro, respirando hondo, dijo: «Maestro, ¡jamás lavarás mis pies!» Cada uno de los apóstoles indicó con la cabeza su aprobación de la firme declaración de Pedro al negarse a permitir que Jesús se humillara de esta manera ante ellos.
(1939.2) 179:3.4 La atracción dramática de este espectáculo insólito llegó a tocar al principio el corazón de Judas Iscariote; pero cuando su intelecto vanaglorioso juzgó el espectáculo, concluyó que este gesto de humildad era tan sólo otro episodio más que probaba conclusivamente que Jesús nunca sería calificado como el libertador de Israel, y que él no había cometido un error al decidir que desertaría la causa del Maestro.
(1939.3) 179:3.5 Mientras estaban todos ellos allí de pie, anhelantes de asombro, Jesús dijo: «Pedro, yo declaro que, si no te lavo los pies, no participarás tú conmigo en lo que estoy a punto de realizar». Cuando Pedro escuchó esta declaración, juntamente con el hecho de que Jesús seguía de rodillas ahí a sus pies, tomó una de esas decisiones de aprobación ciega en cumplimiento del deseo de aquel a quien él tanto respetaba y amaba. Cuando empezó a ocurrírsele a Simón Pedro que en este propuesto acto de servicio había tal vez un significado que determinaba una conexión futura de uno con la obra del Maestro, no sólo se reconcilió con la idea de permitir que Jesús le lavara los pies sino que, con su manera característica e impetuosa, dijo: «Entonces, Maestro, lávame no sólo los pies sino también las manos y la cabeza.»
(1939.4) 179:3.6 El Maestro, al aprontarse para comenzar a lavar los pies de Pedro, dijo: «El que ya está limpio, tan sólo necesita que le laven los pies. Vosotros que os sentáis conmigo esta noche estáis limpios —pero no todos. Pero el polvo de vuestros pies debería haber sido lavado antes de sentaros a comer conmigo. Además, haré yo este servicio por vosotros como una parábola para ilustrar el significado de un nuevo mandamiento que pronto os daré».
(1939.5) 179:3.7 Del mismo modo el Maestro fue alrededor de la mesa, en silencio, lavando los pies de sus doce apóstoles, sin siquiera excluir a Judas. Cuando Jesús hubo terminado de lavar los pies de los doce, se puso el manto, retornó a su asiento de anfitrión, y después de mirar a sus apóstoles asombrados, dijo:
(1939.6) 179:3.8 «¿Comprendéis realmente lo que os he hecho? Me llamáis Maestro, y me llamáis bien, porque eso soy. Si, pues, el Maestro os ha lavado los pies, ¿por qué vosotros no queríais lavaros los pies unos a otros? ¿Qué lección debéis aprender de esta parábola en la que el Maestro tan voluntariosamente hace este servicio que sus hermanos no se ofrecían hacer unos para con los otros? De cierto, de cierto os digo: Un siervo no es más grande que su amo; tampoco es más grande el que es enviado que el que lo envía. Habéis visto el camino del servicio en mi vida entre vosotros, y benditos sois vosotros que tendréis el coraje y la gracia de servir así. Pero, ¿por qué seréis tan lentos en aprender que el secreto de la grandeza en el reino espiritual difiere de los métodos del poder en el mundo material?
(1940.1) 179:3.9 «Cuando entré a este aposento esta noche, no os conformabais con negaros orgullosamente a lavaros los pies unos a otros, sino que también caísteis en disputas entre vosotros sobre quiénes se merecían los sitios de honor en mi mesa. Esos honores los buscan los fariseos y los hijos de este mundo, pero no debería ser así entre los embajadores del reino celestial. ¿Acaso no sabéis que no puede haber sitio de preferencia en mi mesa? ¿Acaso no comprendéis que amo a cada uno de vosotros como a los demás? ¿Acaso no sabéis que el sitio junto a mí, que significa un honor entre los hombres, nada significa en cuanto a vuestro estado en el reino del cielo? Sabéis que los reyes de los gentiles tienen señorío sobre sus súbditos, y que los que ejercen esta autoridad son llamados a veces benefactores. Pero no será así en el reino del cielo. El que quiere ser grande entre vosotros, que sea como el más joven; y el que quiere ser jefe, que sea como el que sirve. ¿Quién es más grande, el que se sienta a comer, o el que sirve? ¿Acaso no se piensa comúnmente que el que se sienta comer es más grande? Pero observaréis que estoy entre vosotros como el que sirve. Si estáis dispuestos a ser consiervos conmigo para hacer la voluntad del Padre, en el reino venidero os sentaréis conmigo en poder, aún haciendo la voluntad del Padre en la gloria futura.»
(1940.2) 179:3.10 Cuando Jesús terminó de hablar, los gemelos Alfeo trajeron el pan y el vino, con las hierbas amargas y la pasta de frutas secas, que eran el plato siguiente de la última cena.