Pues los sufrimientos ligeros y pasajeros que ahora
padecemos producen una gloria eterna que vale
muchísimo más que todo sufrimiento.
2º Corintios 4:17 (NVI)
El fuego del sufrimiento hace relucir
el oro de la consagración.
Madame Guyon.
Dios tiene un propósito detrás de cada problema.
Él
se vale de las circunstancias para desarrollar nuestro carácter. En
efecto, Él depende más de las circunstancias para hacernos más como
Jesús que de nuestra lectura de la Biblia. La razón es obvia: Enfrentas
circunstancias veinticuatro horas al día.
Jesús nos advirtió que
tendríamos problemas en el mundo. Nadie es inmune al dolor, nadie puede
evitar el sufrimiento y nadie consigue deslizarse a través de la vida
sin problemas. La vida es una serie de conflictos. Cada vez que logramos
solucionar uno, hay otro esperando para ocupar su lugar. No todos son
grandes, pero todos son significativos en el proceso de crecimiento de
Dios para ti. Pedro nos asegura que los problemas son normales:
“Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan de tener que afrontar
problemas que ponen a prueba su confianza en Dios. Eso no es nada
extraño”.
Dios usa los problemas para acercarte a Él. La Biblia dice:
“El Señor está cerca de los que tienen el corazón quebrantado; libra a
los que tienen el espíritu aplastado”. Tus experiencias de adoración más
profundas probablemente ocurran en tus días más oscuros, cuando tu
corazón esté destrozado, cuando te sientas abandonado, cuando ya no
tengas opciones, cuando el dolor sea enorme: y sólo te quede recurrir a
Dios. Durante el sufrimiento aprendemos a pronunciar nuestras oraciones
más auténticas, más sentidas y más sinceras con Dios. Cuando estamos
sufriendo, no tenemos energía para oraciones superfluas.
Joni
Eareckson Tada escribió: “Cuando la vida es color rosa, podemos
deslizarnos por ella sabiendo de Jesús, imitándolo, citándolo y hablando
de Él. Pero sólo durante el sufrimiento lo conocemos”. En los momentos
de sufrimiento aprendemos cosas acerca de Dios que no podríamos de otra
manera.
Dios pudo haber evitado que José fuera a la cárcel, que a
Daniel lo pusieran en el foso de los leones, que a Jeremías lo echaran
en la mazmorra, que Pablo naufragara tres veces, y que los tres jóvenes
hebreos fueran echados en el horno de fuego; pero no lo hizo. Dios
permitió que esos problemas sucedieran y, como resultado, esas
circunstancias acercaron a cada uno de ellos a Dios.
Los problemas
nos obligan a mirar a Dios y a depender de Él más que de nosotros
mismos. Pablo testificó de este beneficio: “Nos pareció que estábamos ya
sentenciados a muerte y vimos lo inútiles que éramos para escapar; pero
eso fue lo bueno, porque entonces lo dejamos todo en las manos del
único que podía salvarnos: Dios”. 2 COR 1:9. Nunca sabrás que Dios es todo lo que
necesitas hasta que Él sea todo lo que tengas.
Sin considerar la
causa, ninguno de tus problemas podrían suceder si Dios no lo permite.
Todo lo que le pase a un hijo de Dios es filtrado por el Padre, y Dios
piensa usarlo para bien, aun cuando la intención de Satanás y otros sea
para el mal.
Porque Dios es el soberano que todo lo controla, los
accidentes son sólo incidentes en el buen plan que tiene para ti. Como
todos los días de tu vida se escribieron en el calendario de Dios desde
antes de que nacieras, todo lo que te pasa tiene significado espiritual.
¡Todo! Romanos 8:28-29 explica por qué: “Sabemos que Dios dispone todas
las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de
acuerdo con su propósito. Porque a los que Dios conoció de antemano
también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo”.
CÓMO ENTENDER ROMANOS 8:28-29
Este
es uno de los pasajes bíblicos más mal citados y mal entendidos de la
Biblia. No dice: “Dios hace que todo suceda como yo quiero”. Obviamente
eso no es cierto. Tampoco dice: “Dios hace que todo suceda para tener un
final feliz sobre la tierra”. Eso tampoco sería verdad. Hay muchos
finales infelices sobre la tierra.
Vivimos en un mundo caído. Sólo en
el cielo se hace todo perfectamente con Dios quiere. Por eso se nos
dice que oremos: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en
la tierra”. Para entender cabalmente Romanos 8:28-29 debes considerar
frase por frase.
“Sabemos”: Nuestra esperanza en los tiempos
difíciles no se basa en el pensamiento positivo, la expresión de buenos
deseos o en un optimismo natural. Es una certeza basada en las verdades
siguientes: que Dios tiene el control completo de nuestro universo y que
nos ama.
“...que Dios dispone...”: Hay un Gran Diseñador detrás de
todo. Tu vida no es el resultado de una opción aleatoria, el destino o
la suerte. Hay un plan maestro. La historia es su historia. Dios ejerce
su influencia. Nosotros cometemos errores, pero Él nunca yerra. Dios no
puede equivocarse porque es Dios.
“...todas las cosas...”: El plan de
Dios para tu vida involucra todo lo que te pasa, incluyendo tus
errores, pecados y heridas. La enfermedad, las deudas, los desastres, el
divorcio y la muerte de los seres queridos. Dios puede producir algo
bueno del peor mal. Ya lo hizo en el Calvario.
“...para...”: No
separada o independientemente. Los acontecimientos de tu vida obran
juntos en el plan de dios. No son actos aislados, sino partes
interdependientes del proceso para hacerte como Cristo. Para hacer un
pastel usas harina, sal, huevos crudos, azúcar y aceite. Si se comen por
separado, cada ingrediente es bastante desagradable o incluso amargo.
Pero al cocinarlos juntos se vuelven deliciosos. Si pones en las manos
de Dios todas tus experiencias, tristes y desagradables, Él las mezclará
para el bien.
“...el bien...”: Esto no dice que todo en la vida sea
bueno. Mucho de lo que pasa en nuestro mundo es vil y malo, pero Dios se
especializa en producir algo bueno de todo lo que pase. En el árbol
genealógico oficial de Jesucristo, figuran cuatro mujeres en la lista:
Tamar; Rahab, Rut y Betsabé. Tamar sedujo a su suegro para quedar
embarazada. Rahab era una prostituta. Rut ni siquiera era judía y
quebrantó la ley casándose con un hombre judío. Betsabé cometió
adulterio con David, que resultó ser el asesino de su marido. Estas
mujeres no se destacaban precisamente por su buena reputación, pero Dios
produjo lo bueno de lo que era malo, y Jesús vino de ese linaje. El
propósito de Dios está por encima de nuestros problemas, de nuestro
dolor o incluso de nuestro pecado.
“...de quienes aman (a Dios), los
que han sido llamados...”: Esta promesa es sólo para los hijos de Dios.
No es para todos. Todas las cosas obran para el mal de los que viven
oponiéndose a Dios e insisten en hacer lo que quieren.
“...de acuerdo
con su propósito...”: ¿Cuál es ese propósito? Que seamos “a imagen de
su Hijo”. Todo lo que Dios permite que pase en tu vida, ¡lo permite para
cumplir con ese propósito!
CÓMO FORJAR UN CARÁCTER SEMEJANTE AL DE CRISTO
Somos
como joyas talladas con el martillo y el cincel de la adversidad. Si el
martillo de un joyero no tiene la fuerza suficiente para limar nuestras
asperezas, Dios usará su mazo. Si realmente somos tercos, utilizará un
taladro. Empleará cualquier cosa que tenga que usar.
Todos los
problemas son una oportunidad para forjar el carácter, y cuanto más
difícil sea, mayor será el potencial para construir el músculo
espiritual y la fibra moral. Pablo dijo: “Sabemos que el sufrimiento
produce paciencia. Y la paciencia, entereza de carácter”. Lo que pasa
fuera de tu vida no es tan importante como lo que sucede dentro. Las
circunstancias son temporales, pero tu carácter durará para siempre.
A
menudo la Biblia compara las pruebas con el fuego de una refinería de
metales que funde las sustancias para quitar las impurezas. Pedro dijo:
“Estos problemas vienen a demostrar que su fe es pura. Esta fe vale
mucho más que el oro”. A un platero le preguntaron: “¿Cómo sabe usted
cuándo la plata es pura?” Él contestó “Cuando me veo reflejado en ella”.
Una vez que has sido refinado por las pruebas, la gente puede ver
reflejado a Jesús en ti. Santiago dijo: “Bajo la presión, su vida de fe
queda al descubierto y muestra sus colores verdaderos”.
YA QUE LA
INTENCIÓN DE DIOS ES HACERTE COMO JESÚS, TE LLEVARÁ A TRAVÉS DE LAS
MISMAS EXPERIENCIAS QUE ATRAVESÓ SU HIJO, INCLUIDAS LA SOLEDAD, LA
TENTACIÓN, EL ESTRÉS, LA CRÍTICA, EL RECHAZO Y MUCHOS OTROS PROBLEMAS.
LA BIBLIA AFIRMA QUE JESÚS “APRENDIÓ LA OBEDIENCIA POR LO QUE PADECIÓ” Y
“FUE PERFECCIONADO POR EL SUFRIMIENTO”. ¿POR QUÉ HABRÍA DE EXIMIRNOS
DIOS DE LO QUE ÉL MISMO LE PERMITIÓ EXPERIMENTAR A SU PROPIO HIJO? PABLO
DIJO: "NOSOTROS PASAMOS EXACTAMENTE POR LO MISMO QUE ATRAVIESA CRISTO.
¡SI PASAMOS POR TIEMPOS DIFÍCILES CON ÉL, ENTONCES SEGURAMENTE PASAREMOS
POR LOS TIEMPOS BUENOS CON ÉL!". Romanos 8:17 (BAD)
CÓMO ENFRENTAR LOS PROBLEMAS COMO
CRISTO
Los problemas no producen automáticamente los resultados que
Dios quiere. Muchas personas se vuelven amargadas, en vez de mejorar, y
nunca crecen. Tú tienes que responder de la manera en que Jesús lo
hubiera hecho.
Recuerda que el plan de Dios es bueno. Dios sabe lo
que es mejor para ti y en su corazón tiene presente tus mejores
intereses. Dios le dijo a Jeremías: “Los planes que tengo para ti (son)
planes para prosperarte y no para dañarte, planes para darte esperanza y
un futuro”. José entendió esta verdad cuando le dijo a sus hermanos que
lo habían vendido como esclavo: “Ustedes pensaron dañarme, pero Dios lo
pensó para bien”. Ezequías se hizo eco del mismo sentimiento al
referirse a su enfermedad mortal: “Fue por mi propio bien que yo pasé
ese tiempo tan difícil”. Siempre que Dios te diga no a tu pedido de
alivio, recuerda: “Dios está haciendo lo mejor para nosotros,
entrenándonos para vivir para Él de la mejor y más santa manera”. Hebreos 12:10 (PAR).
Es
vital que te concentres en el plan de Dios, no en tu dolor o en tu
problema. Así es cómo Jesús soportó el dolor de la cruz, y así se nos
insta a seguir su ejemplo: “Mantengamos fijos los ojos en Jesús que, sin
importarle lo oprobioso de tal muerte, estuvo dispuesto a morir en la
cruz porque sabía el gozo que tendría después”. Corrie ten Boom, que
estuvo recluida y sufriendo en un campo de concentración nazi, explicó
el poder del pensamiento concentrado: “Si miras al mundo, te afligirás.
Si miras tu interior, te deprimirás. Pero si miras a Cristo,
¡reposarás!” tu enfoque determina tus sentimientos. El secreto de la
paciencia es recordar que tu dolor es temporal, pero tu recompensa
eterna. Moisés soportó una vida de problemas “porque tenía la mirada
puesta en la recompensa”. Pablo resistió las penalidades de la misma
manera. Él dijo: “Nuestros problemas presentes son bastante pequeños y
no durará mucho tiempo. ¡Sin embargo producen para nosotros una gloria
inmensamente grande que durará para siempre!”.
No cedas ante el
pensamiento a corto plazo. Mantén tu mirada enfocada en el resultado
final: “Si hemos de compartir su gloria, también debemos compartir su
sufrimiento. Lo que sufrimos ahora no es nada comparado con la gloria
que Él nos dará después”.
Regocíjate y da gracias. La Biblia nos
dice: “den gracias a Dios en toda situación, porque esta es la voluntad
para ustedes en Cristo Jesús”. 1 Tesalonicenses 5:18 ¿Cómo es posible eso? Considera que Dios
nos dice que demos gracias “en todas las circunstancias”, no “por todas
las circunstancias”. Dios no espera que le agradezcas por el mal, el
pecado, el sufrimiento o por sus consecuencias dolorosas en el mundo. En
cambio, quiere que le agradezcas porque usará tus problemas para
cumplir sus propósitos.
La Biblia dice: “Alégrense siempre en el
Señor”. Fil 4:4 No dice: “Alégrense por su dolor”. Eso es masoquismo. Te
regocijas “en el Señor”. No importa qué problemas estés pasando, puedes
regocijarte en el amor de Dios, su cuidado, su sabiduría, su poder y
fidelidad, Jesús dijo: “Alégrense, salten de alegría, porque en el cielo
obtendrán una gran recompensa”. Lucas 6:23 (PAR).
También podemos alegrarnos al saber
que Dios está con nosotros en medio del dolor. No servimos a un Dios
distante y aislado que nos dispara frases alentadoras desde un flanco
seguro. Todo lo contrario, Él entra en nuestro sufrimiento. Jesús lo
hizo en la Encarnación, y su Espíritu lo hace ahora en nosotros. Dios
nunca nos dejará solos.
Niégate a darte por vencido. Se paciente y
persistente. La Biblia dice: “Dejen que el proceso continúe hasta que su
paciencia se desarrolle totalmente, y encontrarán que se han vuelto
como un hombre de carácter maduro... sin debilidades”.
La formación
del carácter es un proceso lento. Siempre que tratemos de evitar o
eludir las dificultades de la vida, hacemos cortocircuito en el proceso,
retardamos nuestro crecimiento y realmente terminamos sufriendo una
clase de dolor que es peor: el tipo de dolor sin sentido que acompaña la
negación y la evasión.
Cuando asumes las consecuencias eternas del
desarrollo de tu carácter, no pronuncias tanto oraciones del tipo
“Consuélame” (“Ayúdame a sentirme bien”), sino que tus oraciones serán
más bien “Adáptame” (“Usa esto para hacerme más como tú”).
Sabrás que
estás en proceso de maduración cuando empieces a ver la mano de Dios en
las circunstancias más variadas, confusas y aparentemente vanas de la
vida.
Si estás enfrentando un problema ahora mismo, no preguntes:
“¿Por qué a mi?”. Pregunta en cambio: “¿Qué quieres que aprenda?”
Después confía en Dios y sigue haciendo lo que es correcto. “ustedes
necesitan mantenerse firmes, permaneciendo en el plan de Dios para poder
estar allí cuando tenga lugar la plenitud prometida”.
No te des por vencido: ¡Madura!.
Versículo
para recordar: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas
para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo
con su propósito”. Romanos 8:28 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Qué problema en mi vida me ha permitido crecer más?
-Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 209-217