jueves, 21 de enero de 2016

A quién has honrado en este tiempo?

Antiguamente Dios había instituido una serie de rituales para que los hombres pudiesemos acercarnos a su gracia y su favor. Sin embargo con el tiempo, toda esta serie de rituales se habian convertido en apariencias, entonces la gente ayunaba porque se debía ayunar, levantaba alabanza porque tocaba alabar, hacía sacrificios porque tocaba sacrificar, oraba porque tocaba orar  y así con cada cosa. Aparentemente se buscaba a Dios, se le obedecía.

Sin embargo Dios nos muestra cada vez que a Él no le interesa que seamos superficiales, es más, ser superficial es obra de la carne porque es en lo que se fijan tus ojos, se busca agradar el ojo humano. Mas bien Dios se fija en el corazón. 

Cuando Jesús vino a la tierra enseñó que la ley no debía cumplirse sino con lo que tenemos en el corazón, de ahí que llamó hipocritas a quienes profesaban la ley pero no la ponian en práctica desde el corazón. 

Hoy el Señor nos hace una vez más la pregunta ¿A quién estás honrando? ¿ A quien estás alabando?.

Recuerda, todo lo que hagas, hazlo para el Señor con todo corazón, si ayunas hazlo de la manera que le agrada al Señor, si alabas hazlo alabando su grandeza recordando de donde te ha sacado, todas las maravillas que ha hecho en tu vida, si ofrendas no tengas nada contra tu hermano ni tu hermano tenga algo contra ti ni des para que te vean ni por necesidad, si oras pon tu corazón pidiendo al Padre que es nuestro guardador y nuestro cuidador, si ayunas no lo hagas para que te vean o por cumplirle a tu iglesia y mucho menos por hacer dieta, si crees en Jesús entonces ama a los demás y perdona lo que tengas que perdonar con arrepentimiento sincero, perdonando verdaderamente.

Que Dios te bendiga grandemente.


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Aconteció que en el año cuarto del rey Darío, a los cuatro días del mes noveno, que es Quisleu, llegó palabra de Jehová a Zacarías. En aquel tiempo el pueblo de Bet-el había enviado a Sarezer, con Regem-melec y sus hombres, a implorar el favor de Jehová, y a preguntar a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehová de los ejércitos, y a los profetas: «¿Lloraremos en el mes quinto? ¿Haremos abstinencia, como la hemos venido haciendo desde hace algunos años?»
Recibí, pues, esta palabra de Jehová de los ejércitos:

«Di a todo el pueblo del país, y a los sacerdotes:
 
“Cuando ayunabais y llorabais en el quinto y en el séptimo mesdurante estos setenta años,
¿habéis ayunado para mí?
Y cuando comíais y bebíais,
¿no comíais y bebíais para vosotros mismos?”»


¿Acaso no son éstas las palabras que proclamó Jehová por medio de los primeros profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, y las ciudades de sus alrededores y el Neguev y la Sefela estaban también habitados?

Zacarias 7

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