jueves, 13 de marzo de 2014

La Destruccion de Jerusalen

Jesús dijo: «Sí, os diré de los tiempos en que este pueblo habrá llenado la copa de su iniquidad; cuando la justicia caerá súbitamente sobre esta ciudad y sobre nuestros padres. Estoy a punto de dejaros; iré adonde el Padre. Después que os deje, prestad atención que ningún hombre os engañe, porque muchos vendrán como liberadores y conducirán a muchos por el camino equivocado. Cuando escuchéis de guerras y rumores de guerras, no os preocupéis, porque aunque estas cosas sucederán, el fin de Jerusalén aún no habrá llegado. No os perturbéis por la escasez y los terremotos; tampoco debéis preocuparos cuando se os entregue a las autoridades civiles y seáis perseguidos a causa del evangelio. Seréis expulsados de la sinagoga e iréis a la prisión por mí, y algunos de vosotros seréis matados. Cuando seáis llevados ante los gobernadores y los gobernantes, será para atestiguar vuestra fe y para mostrar vuestra firme fidelidad al evangelio del reino. Y cuando estéis ante la presencia de los jueces, no os pongáis ansiosos de antemano por lo que debáis decir porque el espíritu os enseñará en esa misma hora lo que debéis contestar a vuestros adversarios. En estos días de congoja, aun vuestros parientes, bajo el liderazgo de los que han rechazado al Hijo del Hombre, os entregarán a la prisión y a la muerte. Por un tiempo puede que todos los hombres os odien por mí, pero aun en estas persecuciones yo no os abandonaré; mi espíritu no os desertará. ¡Tened paciencia! No dudéis de que este evangelio del reino triunfará sobre todos los enemigos y finalmente será proclamado a todas las naciones».

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