miércoles, 30 de abril de 2014

DIA 36: FUISTE HECHO PARA UNA MISION

PROPÓSITO Nº 5
FUISTE HECHO PARA UNA MISIÓN
El Fruto de la justicia es árbol de vida,
Y el que gana almas es sabio.
Proverbios 11:30 (PAR)

Hecho para una misión
"Así como me diste una misión en el mundo,
también yo se las di a ellos”.
Juan 17:18 (PAR)

“Lo más importante es que culmine mi misión,

la obra que el Señor me encomendó”.

Hechos 20:24 (PAR)


Fuiste hecho para una misión.
Dios está trabajando en el mundo, quiere que te unas a Él. Esto es lo que él llama tu misión. Dios quiere que te tengas un ministerio en el cuerpo de Cristo y una misión en el mundo.
Tu ministerio es tu servicio a los creyentes, y tu misión es el servicio a los no creyentes. Cumplir tu misión en el mundo es el quinto propósito de Dios para tu vida.
Tu vida misionera es compartida y es específica. Parte de esto es la responsabilidad que compartes con cada cristiano; la otra parte es una asignación única para ti. Trataremos ambos aspectos en los capítulos siguientes.
Nuestra palabra misión proviene del latín “enviar”. Ser cristiano implica ser un enviado como un representante de Jesucristo. Jesús dijo “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”.
Jesús claramente entendió su vida misionera en la tierra. A la edad de doce años dijo: “Debo estar en los negocios de mi Padre”, y veintiún años más tarde, muriendo en la cruz, dijo: “Consumado es”. Como “apoya-libros”, estas dos afirmaciones enmarcan una vida con propósito, bien vivida. Jesús completó la misión que el Padre le dio.
La misión que Jesús cumplió mientras estaba en la tierra ahora es nuestra porque conformamos el cuerpo de Cristo. Lo que Él hizo en su cuerpo físico nosotros lo continuaremos como cuerpo espiritual: la iglesia. ¿cuál es esa misión? ¡Traer personas a Dios! La Biblia dice: “Cristo nos cambió de ser enemigos en sus amigos y nos dio la tarea de hacer a otros sus amigos también”.
Dios quiere redimir a los seres humanos de las manos de Satanás y reconciliarlos con él de manera que podamos cumplir los cinco propósitos: amarlo a él, ser parte de su familia, ser igual a él, servirle a Él y contarle a otros acerca de Él. Una vez que le pertenecemos, Dios nos usa para alcanzar a otros. Nos salva y nos envía afuera. La Biblia dice: “Nosotros hemos sido enviados para hablar de Cristo”. Somos los mensajeros del amor de Dios y sus propósitos para el mundo.
LA IMPORTANCIA DE TU MISIÓN
Cumplir tu misión en la tierra es una parte esencial de la gloria de Dios. La Biblia nos ofrece razones de por qué tu misión es tan importante.
Tu misión es una continuación de la misión de Jesús en la tierra. Como sus seguidores, debemos continuar lo que él comenzó- Jesús nos llamó no sólo a venir a Él sino a ir por Él. Tu misión es tan importante que Jesús la repitió cinco veces, de cinco maneras realmente diferentes, en cinco libros diferentes en la Biblia. Es como si dijera: “¡Realmente quiero que hagas esto!” Estudia esas cinco comisiones de Jesús y aprenderás los detalles de tu misión en la tierra, cuándo, dónde, por qué y cómo.
En la Gran Comisión Jesús dijo: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Esta comisión fue asignada a cada seguidor de Cristo, no a pastores o a misioneros solamente, esta es tu comisión de parte del Señor y no es optativa.
Estas palabras de Jesús no fueron la Gran Sugerencia. Si eres parte de la familia de Dios tu misión es obligatoria y si la ignoras eres desobediente.
Puede que hayas estado inconsciente de que Dios te da una responsabilidad con los no creyentes que te rodean. La Biblia dice: “Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte”. Quizás tú eres el único cristiano que esas personas conozcan y tu misión es hablarles de Jesús.
Tu misión es un privilegio maravilloso. Aunque es una gran responsabilidad también es un honor increíble ser usado por Dios. Pablo dijo: “Dios nos ha dado el privilegio de motivar a cada uno a venir hacia su favor y ser reconciliados en Él”. Tu misión involucra dos grandes privilegios: trabajar con Dios y representarlo. Estamos asociados con Él en la construcción de su reino. Pablo nos llamó “colaboradores” y dijo: “Estamos trabajando juntos con Dios”.
Jesús nos aseguró nuestra salvación, nos puso en su familia, nos dio su Espíritu y nos hizo sus agentes en el mundo. ¡Qué privilegio! La Biblia dice: “Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios””.
Decirle a otros cómo pueden obtener la vida eterna es lo mejor que puedes hacer por ellos. Si tu vecino tiene cáncer o SIDA y sabes cuál es la cura, sería un crimen que retuvieras esa información que le salvaría la vida. Peor aún es mantener en secreto el camino del perdón, el propósito, la paz y la vida eterna. Tenemos las buenas nuevas y compartirlas es el acto de bondad más grande que puedes mostrarle a cualquiera. Uno de los problemas en la vida de los cristianos es que se olvidan cómo se sentían: sin esperanzas y sin Cristo. Debemos recordar que no importa cuán contentas o exitosas aparenten ser las personas, sin Cristo están perdidos y listos para la separación eterna de Dios. La Biblia dice: “Jesús es el único que puede salvar a las personas”. todos necesitamos a Jesús.
Tu misión tiene un significado eterno. Esto impactará el destino eterno de otras personas, así que es más importante que cualquier trabajo, logro o meta que encontrarás durante tu vida en la tierra. Las consecuencias de tu misión son para siempre; las de tu trabajo no. Ninguna otra cosa podrás hacer que importe tanto como ayudar a las personas a establecer una relación con Dios. Esta es la urgencia de nuestra misión. Jesús dijo: “Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar”. El reloj está marcando la hora en tu vida misionera; así que no demores. ¡Inicia tu misión de alcanzar a otros ya! Tendremos toda la eternidad para celebrar con los que llevemos a Jesús, pero tenemos el tiempo contado para alcanzarlos.
Esto no significa que debes dejar tu trabajo y comenzar a ser un evangelista a tiempo completo. Dios quiere que compartas las buenas nuevas donde estés. Como estudiante, madre, maestra de preescolar, vendedor, gerente o cualquier actividad que hagas debes seguir mirando continuamente por las personas que Dios pone en tu camino para que puedas difundir el evangelio.
Tu misión da significado a tu vida. William James dijo: “El mejor uso de la vida es emplearla en algo que sobreviva”. La verdad es que sólo el reino de Dios perdurará, todo lo demás finalmente desaparecerá. Por eso debemos vivir con propósitos que regulen vidas, vidas comprometidas con la adoración, el compañerismo, el crecimiento espiritual, los ministerios y el cumplimiento de nuestra misión en la tierra. ¡Los resultados de esas actividades son para siempre!
Si fallas en cumplir la misión que Dios te asignó en la tierra, entonces has desperdiciado la vida que Dios te dio. Pablo dice: “Mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios”. Aunque hay muchas personas en este planeta, sólo tú o lo que Dios ha hecho por medio de medio de ti podrá alcanzar a quienes viven cerca de ti. Si sólo una persona va al cielo por tu causa, tu vida habrá hecho una diferencia por la eternidad. Comienza a observar alrededor de tu campo misionero particular y ora: “Dios, ¿A quién has puesto en mi vida para que le hable de Jesús?”
La conclusión del tiempo de Dios en la historia está vinculada con la terminación de nuestra comisión. Hoy existe un interés creciente en la Segunda Venida de Cristo y el fin del mundo. ¿Cuándo ocurrirá? Poco antes de que Jesús ascendiera al cielo los discípulos le hicieron la misma pregunta, y Él respondió lo que era bastante obvio. Les dijo: “No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre. Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”.
Cuando los discípulos quisieron hablar de profecía, Jesús rápidamente cambió la conversación a evangelismo. Él quería que se concentraran en su misión en el mundo. Así que les dijo en esencia: “Los detalles de mi regreso no son de su incumbencia. Lo que les incumbe es la misión que les he dado. ¡Enfóquense en eso!”.
Especular sobre el cronometraje exacto del regreso de Cristo es en vano, porque Jesús dijo: “Nadie conoce el día y la hora, ni aun los ángeles en el cielo, ni el Hijo sino sólo el Padre”. Dado que Jesús afirmó que no conocía el día ni la hora, ¿por qué tratas de imaginarla? Lo que hay que saber es que Jesús no vendrá hasta que cada una de las personas que Dios quiere que oigan las buenas nuevas las hayan oído. Jesús dijo: “Las buenas nuevas acerca del reino de Dios serán predicadas en todo el mundo, a cada nación. Entonces el fin vendrá”. Si quieres que Jesús vuelva pronto, enfócate en cumplir tu misión y no en la profecía. Es fácil distraerte y apartarte de tu misión, porque Satanás prefiere que hagas cualquier cosa en lugar de compartir tu fe. Él dejará que pierdas tiempo en todo tipo de cosas, aun buenas, de manera que no tomes a ninguno contigo para llevarlo al cielo. Pero en el momento en que tomes en serio tu misión, espera que el diablo vierta contra ti todo tipo de distracciones y artimañas. Cuando esto suceda, recuerda las palabras de Jesús: “Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios”.

EL COSTO DE CUMPLIR TU MISIÓN
Para cumplir tu misión debes abandonar tus planes y aceptar los de Dios para tu vida. No sólo puedes “añadirlas” a todas las cosas que te gusta hacer con tu vida, debes decir como Jesús: “Padre... Yo quiero tu voluntad, no la mía”. rinde tus derechos, expectativas, sueños, planes y ambiciones para Él. Deja de invocar oraciones egoístas como: “Dios, bendice lo que quiero hacer”. Ora así: “¡Dios, ayúdame a hacer lo que tú bendices!” Dale un papel en blanco a Dios con tu nombre firmado al final, y dile que te escriba los detalles. La Biblia dice: “Ofrézcanse completamente a Dios, cada parte de ustedes... para que sean herramientas en las manos de Dios, y sean usados para sus buenos propósitos”.
Si te comprometes a cumplir tu misión en la vida sin importar el costo, experimentarás la bendición de Dios en maneras que pocas personas en toda su vida han disfrutado. No hay casi nada que Dios no haría por un hombre o una mujer comprometidos a servir en el reino de Dios. Jesús prometió: “(Dios) te dará todo lo que necesitas día a día si vives para Él y haces del reino de Dios tu interés primordial”.



UNO MÁS PARA CRISTO
Mi padre fue ministro por más de cincuenta años, sirviendo la mayoría del tiempo en pequeñas iglesias rurales. Era un simple predicador, pero era un hombre con una misión. Su actividad favorita era llevar equipos de voluntarios al extranjero para construirles templos a congregaciones pequeñas. En el transcurso de su vida, mi papá construyó más de ciento cincuenta iglesias alrededor del mundo.
En 1999 mi padre murió de cáncer. La última semana de su vida la enfermedad lo mantuvo despierto en un estado parcialmente consciente cerca de veinticuatro horas al día. Como soñaba, hablaba en voz alta lo que había visto. Sentado a su lado, aprendí mucho acerca de él con sólo oír sus sueños. Él revivió cada uno de los proyectos de construcción de las iglesias que llevó a cabo, uno tras otro.
Una noche cercana a su final, mientras mi esposa, mi sobrina y yo estábamos a su lado, de repente papá comenzó a moverse y a tratar de salir de la cama. Por supuesto, estaba muy débil y mi esposa insistió en que debía quedarse acostado. Pero él persistía en tratar de levantarse de la cama, así que mi esposa finalmente le preguntó: “Jimmy, ¿Qué estás tratando de hacer?” Él comentó: “¡Voy a salvar a uno más para Cristo!” “¡Voy a salvar uno más para Cristo!”, “¡Voy a salvar uno más para Cristo!” Y comenzó a repetir la frase una y otra vez.
Durante una hora, pronunció la frase tal vez unas cien veces. “¡Voy a salvar otro más para Jesús!” Yo estaba sentado en su cama con lágrimas en mis mejillas, bajé mi cabeza para darle gracias a Dios por la fe de mi padre. En aquel momento papá me tocó y puso su mano frágil en mi cabeza y dijo, como una orden: “¡Salva a uno más para Jesús! ¡Salva a uno más para Cristo!”.


DÍA TREINTA Y SEIS
PENSANDO EN MI PROPÓSITO


Punto de reflexión: Fui hecho para una misión.
Versículo para recordar: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:19-20 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Qué temores me detienen para cumplir la misión de Dios y poder terminarla? ¿qué me detiene para hablarles a otros de las buenas nuevas?Quiero hacer de esto el tema del resto de mi vida. Así que te invito a considerarlo como algo especial para tu vida, porque nada hará mayor diferencia en la eternidad. Si quieres ser usado por Dios, debes tener cuidado de lo que Dios cuida, y lo que Él más atiende es la redención de las personas que hizo. ¡Él quiere hallar a sus hijos perdidos! Nada le importa más; la cruz lo comprueba. Oro que siempre veas dónde puedes alcanzar a “uno más para Cristo” de modo que cuando estés delante de Dios, un día, puedas decir: “¡Misión cumplida!”.


  Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 303-313

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