sábado, 7 de noviembre de 2015
¡NO TE APRESURES!
Cuando uno considera con quién se va a casar, tiene que pensarlo muy a fondo y
tiene que considerarlo desde todos los aspectos. Quiero enfatizar un aspecto que
para mi es de tremenda importancia. Lo expreso en frase sencilla: No te
apresures, no te apresures en esta tremenda decisión de la vida. Hay miles de
hogares, miles de familias cristianas aún, que ya están aburridos, o que tienen
problemas porque se apuraron. Se apresuraron locamente al hacer esta tremenda
decisión en su vida. Comenzaron demasiado jóvenes; llegan a los 35 años y ya no
saben de qué conversar. Ya están cansados; se casaron demasiado jóvenes y no
han sabido crecer, no han sabido marchar hacia adelante positivamente. Por
supuesto, alguien que se ha casado joven no tiene porque tener un hogar
aburrido, ni tiene porque haber diferencias profundas entre marido y mujer.
Porque pueden madurar, pueden crecer juntos, seguir adelante y la vida puede ser un deleite hasta los 90 ó 100 años de edad.
¡Que así sea contigo!
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