PROPÓSITO Nº 5
FUISTE HECHO PARA UNA MISIÓN
FUISTE HECHO PARA UNA MISIÓN
El Fruto de la justicia es árbol de vida,
Y el que gana almas es sabio.Proverbios 11:30 (PAR)
Hecho para una misión
Y el que gana almas es sabio.Proverbios 11:30 (PAR)
Hecho para una misión
"Así como me diste una misión en el mundo,
también yo se las di a ellos”.
Juan 17:18 (PAR)
“Lo más importante es que culmine mi misión,
la obra que el Señor me encomendó”.
Hechos 20:24 (PAR)
Fuiste hecho para una misión.
Dios
está trabajando en el mundo, quiere que te unas a Él. Esto es lo que él
llama tu misión. Dios quiere que te tengas un ministerio en el cuerpo
de Cristo y una misión en el mundo.
Tu ministerio es tu servicio a
los creyentes, y tu misión es el servicio a los no creyentes. Cumplir tu
misión en el mundo es el quinto propósito de Dios para tu vida.
Tu
vida misionera es compartida y es específica. Parte de esto es la
responsabilidad que compartes con cada cristiano; la otra parte es una
asignación única para ti. Trataremos ambos aspectos en los capítulos
siguientes.
Nuestra palabra misión proviene del latín “enviar”. Ser
cristiano implica ser un enviado como un representante de Jesucristo.
Jesús dijo “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”.
Jesús
claramente entendió su vida misionera en la tierra. A la edad de doce
años dijo: “Debo estar en los negocios de mi Padre”, y veintiún años más
tarde, muriendo en la cruz, dijo: “Consumado es”. Como “apoya-libros”,
estas dos afirmaciones enmarcan una vida con propósito, bien vivida.
Jesús completó la misión que el Padre le dio.
La misión que Jesús
cumplió mientras estaba en la tierra ahora es nuestra porque conformamos
el cuerpo de Cristo. Lo que Él hizo en su cuerpo físico nosotros lo
continuaremos como cuerpo espiritual: la iglesia. ¿cuál es esa misión?
¡Traer personas a Dios! La Biblia dice: “Cristo nos cambió de ser
enemigos en sus amigos y nos dio la tarea de hacer a otros sus amigos
también”.
Dios quiere redimir a los seres humanos de las manos de
Satanás y reconciliarlos con él de manera que podamos cumplir los cinco
propósitos: amarlo a él, ser parte de su familia, ser igual a él,
servirle a Él y contarle a otros acerca de Él. Una vez que le
pertenecemos, Dios nos usa para alcanzar a otros. Nos salva y nos envía
afuera. La Biblia dice: “Nosotros hemos sido enviados para hablar de
Cristo”. Somos los mensajeros del amor de Dios y sus propósitos para el
mundo.
LA IMPORTANCIA DE TU MISIÓN
LA IMPORTANCIA DE TU MISIÓN
Cumplir tu misión en la
tierra es una parte esencial de la gloria de Dios. La Biblia nos ofrece
razones de por qué tu misión es tan importante.
Tu misión es una
continuación de la misión de Jesús en la tierra. Como sus seguidores,
debemos continuar lo que él comenzó- Jesús nos llamó no sólo a venir a
Él sino a ir por Él. Tu misión es tan importante que Jesús la repitió
cinco veces, de cinco maneras realmente diferentes, en cinco libros
diferentes en la Biblia. Es como si dijera: “¡Realmente quiero que hagas
esto!” Estudia esas cinco comisiones de Jesús y aprenderás los detalles
de tu misión en la tierra, cuándo, dónde, por qué y cómo.
En la Gran
Comisión Jesús dijo: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les
aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Esta
comisión fue asignada a cada seguidor de Cristo, no a pastores o a
misioneros solamente, esta es tu comisión de parte del Señor y no es
optativa.
Estas palabras de Jesús no fueron la Gran Sugerencia. Si
eres parte de la familia de Dios tu misión es obligatoria y si la
ignoras eres desobediente.
Puede que hayas estado inconsciente de que
Dios te da una responsabilidad con los no creyentes que te rodean. La
Biblia dice: “Si tú no le hablas al malvado ni le haces ver su mala
conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por causa de su
pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte”. Quizás tú eres el único
cristiano que esas personas conozcan y tu misión es hablarles de Jesús.
Tu
misión es un privilegio maravilloso. Aunque es una gran responsabilidad
también es un honor increíble ser usado por Dios. Pablo dijo: “Dios nos
ha dado el privilegio de motivar a cada uno a venir hacia su favor y
ser reconciliados en Él”. Tu misión involucra dos grandes privilegios:
trabajar con Dios y representarlo. Estamos asociados con Él en la
construcción de su reino. Pablo nos llamó “colaboradores” y dijo:
“Estamos trabajando juntos con Dios”.
Jesús nos aseguró nuestra
salvación, nos puso en su familia, nos dio su Espíritu y nos hizo sus
agentes en el mundo. ¡Qué privilegio! La Biblia dice: “Así que somos
embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de
nosotros: “En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con
Dios””.
Decirle a otros cómo pueden obtener la vida eterna es lo
mejor que puedes hacer por ellos. Si tu vecino tiene cáncer o SIDA y
sabes cuál es la cura, sería un crimen que retuvieras esa información
que le salvaría la vida. Peor aún es mantener en secreto el camino del
perdón, el propósito, la paz y la vida eterna. Tenemos las buenas nuevas
y compartirlas es el acto de bondad más grande que puedes mostrarle a
cualquiera. Uno de los problemas en la vida de los cristianos es que se
olvidan cómo se sentían: sin esperanzas y sin Cristo. Debemos recordar
que no importa cuán contentas o exitosas aparenten ser las personas, sin
Cristo están perdidos y listos para la separación eterna de Dios. La
Biblia dice: “Jesús es el único que puede salvar a las personas”. todos
necesitamos a Jesús.
Tu misión tiene un significado eterno. Esto
impactará el destino eterno de otras personas, así que es más importante
que cualquier trabajo, logro o meta que encontrarás durante tu vida en
la tierra. Las consecuencias de tu misión son para siempre; las de tu
trabajo no. Ninguna otra cosa podrás hacer que importe tanto como ayudar
a las personas a establecer una relación con Dios. Esta es la urgencia
de nuestra misión. Jesús dijo: “Mientras sea de día, tenemos que llevar a
cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede
trabajar”. El reloj está marcando la hora en tu vida misionera; así que
no demores. ¡Inicia tu misión de alcanzar a otros ya! Tendremos toda la
eternidad para celebrar con los que llevemos a Jesús, pero tenemos el
tiempo contado para alcanzarlos.
Esto no significa que debes dejar tu
trabajo y comenzar a ser un evangelista a tiempo completo. Dios quiere
que compartas las buenas nuevas donde estés. Como estudiante, madre,
maestra de preescolar, vendedor, gerente o cualquier actividad que hagas
debes seguir mirando continuamente por las personas que Dios pone en tu
camino para que puedas difundir el evangelio.
Tu misión da
significado a tu vida. William James dijo: “El mejor uso de la vida es
emplearla en algo que sobreviva”. La verdad es que sólo el reino de Dios
perdurará, todo lo demás finalmente desaparecerá. Por eso debemos vivir
con propósitos que regulen vidas, vidas comprometidas con la adoración,
el compañerismo, el crecimiento espiritual, los ministerios y el
cumplimiento de nuestra misión en la tierra. ¡Los resultados de esas
actividades son para siempre!
Si fallas en cumplir la misión que Dios
te asignó en la tierra, entonces has desperdiciado la vida que Dios te
dio. Pablo dice: “Mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que
termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el
Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de
Dios”. Aunque hay muchas personas en este planeta, sólo tú o lo que Dios
ha hecho por medio de medio de ti podrá alcanzar a quienes viven cerca
de ti. Si sólo una persona va al cielo por tu causa, tu vida habrá hecho
una diferencia por la eternidad. Comienza a observar alrededor de tu
campo misionero particular y ora: “Dios, ¿A quién has puesto en mi vida
para que le hable de Jesús?”
La conclusión del tiempo de Dios en la
historia está vinculada con la terminación de nuestra comisión. Hoy
existe un interés creciente en la Segunda Venida de Cristo y el fin del
mundo. ¿Cuándo ocurrirá? Poco antes de que Jesús ascendiera al cielo los
discípulos le hicieron la misma pregunta, y Él respondió lo que era
bastante obvio. Les dijo: “No les toca a ustedes conocer la hora ni el
momento determinados por la autoridad misma del Padre. Pero cuando venga
el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos
tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de
la tierra”.
Cuando los discípulos quisieron hablar de profecía,
Jesús rápidamente cambió la conversación a evangelismo. Él quería que se
concentraran en su misión en el mundo. Así que les dijo en esencia:
“Los detalles de mi regreso no son de su incumbencia. Lo que les incumbe
es la misión que les he dado. ¡Enfóquense en eso!”.
Especular sobre
el cronometraje exacto del regreso de Cristo es en vano, porque Jesús
dijo: “Nadie conoce el día y la hora, ni aun los ángeles en el cielo, ni
el Hijo sino sólo el Padre”. Dado que Jesús afirmó que no conocía el
día ni la hora, ¿por qué tratas de imaginarla? Lo que hay que saber es
que Jesús no vendrá hasta que cada una de las personas que Dios quiere
que oigan las buenas nuevas las hayan oído. Jesús dijo: “Las buenas
nuevas acerca del reino de Dios serán predicadas en todo el mundo, a
cada nación. Entonces el fin vendrá”. Si quieres que Jesús vuelva
pronto, enfócate en cumplir tu misión y no en la profecía. Es fácil
distraerte y apartarte de tu misión, porque Satanás prefiere que hagas
cualquier cosa en lugar de compartir tu fe. Él dejará que pierdas tiempo
en todo tipo de cosas, aun buenas, de manera que no tomes a ninguno
contigo para llevarlo al cielo. Pero en el momento en que tomes en serio
tu misión, espera que el diablo vierta contra ti todo tipo de
distracciones y artimañas. Cuando esto suceda, recuerda las palabras de
Jesús: “Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es
apto para el reino de Dios”.
EL COSTO DE CUMPLIR TU MISIÓN
Para
cumplir tu misión debes abandonar tus planes y aceptar los de Dios para
tu vida. No sólo puedes “añadirlas” a todas las cosas que te gusta
hacer con tu vida, debes decir como Jesús: “Padre... Yo quiero tu
voluntad, no la mía”. rinde tus derechos, expectativas, sueños, planes y
ambiciones para Él. Deja de invocar oraciones egoístas como: “Dios,
bendice lo que quiero hacer”. Ora así: “¡Dios, ayúdame a hacer lo que tú
bendices!” Dale un papel en blanco a Dios con tu nombre firmado al
final, y dile que te escriba los detalles. La Biblia dice: “Ofrézcanse
completamente a Dios, cada parte de ustedes... para que sean
herramientas en las manos de Dios, y sean usados para sus buenos
propósitos”.
Si te comprometes a cumplir tu misión en la vida sin
importar el costo, experimentarás la bendición de Dios en maneras que
pocas personas en toda su vida han disfrutado. No hay casi nada que Dios
no haría por un hombre o una mujer comprometidos a servir en el reino
de Dios. Jesús prometió: “(Dios) te dará todo lo que necesitas día a día
si vives para Él y haces del reino de Dios tu interés primordial”.
UNO MÁS PARA CRISTO
Mi
padre fue ministro por más de cincuenta años, sirviendo la mayoría del
tiempo en pequeñas iglesias rurales. Era un simple predicador, pero era
un hombre con una misión. Su actividad favorita era llevar equipos de
voluntarios al extranjero para construirles templos a congregaciones
pequeñas. En el transcurso de su vida, mi papá construyó más de ciento
cincuenta iglesias alrededor del mundo.
En 1999 mi padre murió de
cáncer. La última semana de su vida la enfermedad lo mantuvo despierto
en un estado parcialmente consciente cerca de veinticuatro horas al día.
Como soñaba, hablaba en voz alta lo que había visto. Sentado a su lado,
aprendí mucho acerca de él con sólo oír sus sueños. Él revivió cada uno
de los proyectos de construcción de las iglesias que llevó a cabo, uno
tras otro.
Una noche cercana a su final, mientras mi esposa, mi
sobrina y yo estábamos a su lado, de repente papá comenzó a moverse y a
tratar de salir de la cama. Por supuesto, estaba muy débil y mi esposa
insistió en que debía quedarse acostado. Pero él persistía en tratar de
levantarse de la cama, así que mi esposa finalmente le preguntó: “Jimmy,
¿Qué estás tratando de hacer?” Él comentó: “¡Voy a salvar a uno más
para Cristo!” “¡Voy a salvar uno más para Cristo!”, “¡Voy a salvar uno
más para Cristo!” Y comenzó a repetir la frase una y otra vez.
Durante
una hora, pronunció la frase tal vez unas cien veces. “¡Voy a salvar
otro más para Jesús!” Yo estaba sentado en su cama con lágrimas en mis
mejillas, bajé mi cabeza para darle gracias a Dios por la fe de mi
padre. En aquel momento papá me tocó y puso su mano frágil en mi cabeza y
dijo, como una orden: “¡Salva a uno más para Jesús! ¡Salva a uno más
para Cristo!”.
DÍA TREINTA Y SEIS
PENSANDO EN MI PROPÓSITO
Punto de reflexión: Fui hecho para una misión.
Versículo
para recordar: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les
aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. Mateo
28:19-20 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Qué temores me detienen
para cumplir la misión de Dios y poder terminarla? ¿qué me detiene para
hablarles a otros de las buenas nuevas?Quiero hacer de esto el tema del
resto de mi vida. Así que te invito a considerarlo como algo especial
para tu vida, porque nada hará mayor diferencia en la eternidad. Si
quieres ser usado por Dios, debes tener cuidado de lo que Dios cuida, y
lo que Él más atiende es la redención de las personas que hizo. ¡Él
quiere hallar a sus hijos perdidos! Nada le importa más; la cruz lo
comprueba. Oro que siempre veas dónde puedes alcanzar a “uno más para
Cristo” de modo que cuando estés delante de Dios, un día, puedas decir:
“¡Misión cumplida!”.
Una vida con propósito; Rick Warren, Ed VIDA, pag 303-313