miércoles, 24 de febrero de 2016

Aprende a los pies del Maestro



Nunca podrá alguien que no conoce a Cristo, ser como Cristo.
Tú debes postrarte a los pies del Maestro como María (Lucas 10:38-42).
Jesús visita a Marta y María, las hermanas de Lazaro, y comienza a enseñar.
Las dos hermanas tuvieron actitudes totalmente diferentes:
-Marta en vez de escuchar a Jesús estaba muy ocupada haciendo de todo. Tal vez pensado que Jesús al ver lo responsable que era en su tarea la elogiaría.
-Mientras que María lo dejó todo y se sentó a los pies de Jesús y “oía su palabra”.
Cansada Marta de la situación de ver que era la única que trabajaba mientras que su hermana solo estaba sentada oyendo a Jesús, le dijo al Señor: “¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola?”.
Seguramente Marta esperaba que Jesús reprendiera la supuesta falta de diligencia de María. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.
No se trata de lo que haces, sino de por qué haces lo que haces.
¿Qué es lo que te motiva?
Cuando Jesús le dice a Marta “solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte”, Jesús no estaba diciendo que no trabajemos para él.
Sino que estaba expresando lo mismo que Pablo a los Corintios cuando les dice: “si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1 Corintios 13:3).
Puedo hacer de todo, pero si lo que hago no es un fruto de mi aprendizaje a los pies del Maestro, si no he entrado en el curso con Jesús para que él me forme a su imagen, a SER como él, “DE NADA ME SIRVE”. Siempre estaré haciendo lo equivocado como Marta. Afanado y turbado con muchas cosas y pensando que con eso estoy agradando al Maestro, pero en realidad siendo un metal que resuena sin amor (1 Corintios 13:1).
Sé que al hablar de sentarnos a los pies de Jesús como María muchos piensan que me refiero a dejar nuestros ministerios y dedicarnos a la oración y lectura de la Palabra.
Es que así casi siempre se predica sobre este pasaje.
Pero esto es solo una parte.
En todo lo que hacemos nuestra actitud puede ser la de María.
Puedo estar trabajando y aprendiendo de Jesús.
Puedo estar en el coche y en el medio de una carretera atestada de coches y estar postrado a los pies del Maestro, aprendiendo a ser como él, paciente y manso.
Puedo estar paseando con mi familia y estar escogiendo esa buena parte la cual no me será quitada jamás.
¿Quieres ser como Cristo?
Debes aprender lo que estar a sus pies significa.
Estar sentado a los pies de Jesús no es solo en oración o lectura de la Palabra. Esta sin duda es una parte muy importante, pero no más importante que la parte de mi diario vivir.
Estar a los pies del Maestro como María es orar y leer la Palabra, pero es mucho más que solo eso. De día y de noche puedo vivir a los pies del Maestro.
Estoy en mi casa y leo como Jesús llamó “amigo” a Judas aun cuando sabía que le había traicionado (Mateo 26:50).
Salgo de mi casa, voy a la Iglesia, y me encuentro con que alguien me traicionó haciéndome mucho mal. Es el momento del aprendizaje practico. Lo perdono, y lo continúo amando como mi Maestro hizo con Judas.
Este Maestro, Jesús, no solo da lecciones orales, no solo enseña con palabras, sino que se trata de un curso que incluye lecciones prácticas, ejercicios de practica.
Este Maestro nos enseña en privado y luego nos dice: “Ahora ve y ‘ejercítate para la piedad’”.
Estar a los pies del Maestro como María es escoger esa “buena parte” a lo largo de todo el día.
En vez de hacer lo que a mi carne le gusta, en cada área, en cada situación, en cada relación, con todo lo que me rodea, aprendo del Maestro glorioso, experto en transformar simples pecadores en hombres llenos de gracia y piedad.
Discípulos al molde de su Divino Maestro.

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