domingo, 16 de febrero de 2014

Dios abre los caminos de la reconciliación y la prosperidad


Génesis 26

Reina-Valera 1995 (RVR1995)



25 Entonces edificó allí un altar e invocó el nombre de Jehová. Plantó allí su tienda, y abrieron allí un pozo los siervos de Isaac.
26 Abimelec vino desde Gerar adonde él estaba. Y con él vinieron Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército. 27 Isaac les dijo:
—¿Por qué venís a mí, si me habéis aborrecido y me habéis echado de entre vosotros?
28 Ellos respondieron:
—Hemos visto que Jehová está contigo, y dijimos: “Haya ahora juramento entre nosotros.” Haremos contigo este pacto: 29 Tú no nos harás ningún mal, pues nosotros no te hemos tocado; solamente te hemos hecho bien y te dejamos partir en paz. Tú eres ahora bendito de Jehová.
30 Entonces él les ofreció un banquete, y comieron y bebieron. 31 Se levantaron de madrugada y se hicieron mutuo juramento. Luego Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz.
32 Aquel mismo día sucedió que vinieron los criados de Isaac y le dieron la noticia del pozo que habían abierto, y le dijeron: «Hemos hallado agua.» 33 Isaac lo llamó «Seba»; por esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.

2 Corintios 5

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

 El ministerio de la reconciliación

11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias. 12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. 13 Si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.


 - Reconciliarse siempre trarerá bienestar al espiritu, fuimos reconciliados con Dios mediante Cristo Jesús, mantener esa relación es primordial, para que así Dios también prepare los corazones de nuestros enemigos para realizar un pacto de paz, una reconciliación y la enemistad se convierta en paz para el espiritu de cada uno y nuestro pozo se llene de agua.

- Ser pacificadores... hablar a tiempo y con verdad... hablar la verdad con las palabras adecuadas, no sea que la verdad se vuelva contra ti.

Dios les bendice poderosamente.

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