sábado, 12 de diciembre de 2015

La relación matrimonial . Luis Palau

Íntima, misteriosa y mística

El matrimonio es igual a la conversión en muchos aspectos. Es el mismo hombre.
Los amigos lo reconocen. Pero hay una tremenda diferencia en su vida. Ahora
alguien ha entrado a su vida. En una forma íntima, misteriosa y mística, su esposa
es parte de él y él es parte de su esposa. Ya no son los mismos de antes. El
egoísmo es lo que más mata a las familias. Y, estimado joven, la Biblia nos
enseña que Dios nos creó para que nos complementemos el uno al otro. Por eso
dice: "no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para el". El
hombre fue creado para la mujer, y la mujer para el hombre. Fuimos creados por
Dios para complementarnos el uno al otro. El hombre sin su esposa es incompleto,
la esposa es esencial para el hombre, y viceversa. El hombre tiene debilidades, y
faltas, y necesidades en su ser que sólo la esposa puede solucionar; vacíos que
solo la esposa puede llenar.



El sello sexual

Por otra parte, este asunto de que el casamiento es una vida nueva, queda
expresado y sellado en la relación maravillosa, sagrada, que es la relación sexual.
Por eso el sexo fuera del matrimonio es una depravación, es una incongruencia,
algo que no tiene significado, sino que es degenerante. Por eso la persona que
tiene relaciones sexuales fuera del matrimonio se siente avergonzada, manchada
y degradada ante sí misma, aunque ninguna otra persona haya descubierto su
secreto. La unión sexual es expresión y símbolo de aquel misterio de la unidad
(Efesios 5:32) que dos individuos están alcanzando a nivel personal e íntimo,
unidad multifacético que únicamente en el matrimonio cristiano se puede conocer.
La unión sexual sella de manera vívida, mística y profunda la unión que Dios crea
en la pareja. "Y los dos serán una sola carne", dice la Palabra de Dios. ¡Qué
enormidad de significados en esa sola y breve frase! ¿Recuerdas lo que dijo San
Agustín? "Si la intención de Dios hubiera sido que la mujer gobierne al hombre, la
habría tomando de su cabeza; si hubiera designado que fuera su esclava, la
hubiera tomado de sus pies; pero Dios tornó a la mujer del costado del hombre
porque la hizo igual a él, y ordenó que fuera su idónea colaboradora".

CON QUIEN ME CASARE -Luis Palau - Pag 28 del PDF

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