martes, 20 de octubre de 2015
¿Dispuesto a esperar?
La octava pregunta es: "¿Estoy dispuesto a esperar cuanto tiempo sea
necesario?" Cuando una persona está exageradamente apurada por casarse es
una señal de que algo no anda bien. El verdadero amor sabe esperar el momento
adecuado. La Biblia nos dice en Gálatas, capítulo 4, que "cuando vino el
cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". y de la misma manera es el
matrimonio. El hombre y la mujer cristianos esperan a que venga "el cumplimiento
del tiempo"; o sea, el momento que Dios ha indicado. La novena pregunta que tu
debes hacerte para saber si estas enamorado es: "¿Quiero yo ser la clase de
persona que ella pueda respetar, o pretendo hacer todo por la fuerza? ¿Quiero
salir siempre con la mía, con mi opinión y mis deseos, o busco el bien y los deseos
del otro?" No te olvides lo que dice 1 Corintios capítulo 13, hablando del verdadero
amor, y es para los jóvenes: "El amor no es indecoroso, no busca lo suyo". En una
palabra, en el verdadero amor los dos están buscando el bien del otro y no el bien
propio. El verdadero amor nos mueve a buscar el bien de la persona amada.
Ahora si, hazte la pregunta: "¿Es verdadero amor lo que siento por esta señorita?"
Y, luego, la décima pregunta que te presento reza así: " ¿Es ella esta señorita idónea para mi ?"
"¿Suplirá las deficiencias mías? y yo ¿supliré las deficiencias de ella?"
"¿Es él el joven idóneo para mi?" Estas son preguntas clave para el que
busca hacer una decisión correcta para el matrimonio. Y la mejor recomendación
que te puedo dar es que de rodillas busques la voluntad de Dios. Seriamente,
sinceramente, pero con toda confianza, con toda alegría, con toda fe, que Dios te
va a guiar y dirigir.
¿Te atrae físicamente?
Pregunta número once: "¿Me resulta físicamente atractiva esta persona con la
cual pienso casarme?" Puede parecerte ridícula esta evaluación. La coloco aquí
porque una minoría notable escoge el matrimonio sin apreciar físicamente al
cónyuge. Esto ocurre, sobre todo, entre muchachos jóvenes que quieren ser
espirituales y vivir vidas santas para Dios. Yo les comprendo. He conversado con
muchos de ellos y he sentido lo que ellos sienten. No quieren casarse por pasión
física. Quieren estimar otros valores en las señoritas. Pero se van a otro extremo
peligroso al pretender ignorar la apelación de lo físico. ¡Dios nos hizo tripartitos:
espíritu, alma y cuerpo! Ya lo creo que debemos colocar al amor en su debida
perspectiva: espíritu, intelecto, emociones, sociabilidad, nivel cultural, equilibrio
educacional, si. Pero no se te ocurra despreciar o relegar al atractivo físico como
si este fuera impropio o pecaminoso. Es cierto que la cultura mundana ha torcido a
tal punto la hermosura matrimonial que a veces nos sentimos movidos a
reaccionar extremadamente. Pero jamás olvides que Dios originó al cuerpo
humano. Si bien el egoísmo y el pecado de la raza todo lo contaminan, sin
embargo, el cristiano de verdad mira el cuerpo y a la sexualidad como algo bello,
lleno de potencial maravilloso, cuando se entienden desde la perspectiva divina.
Esta perspectiva esta revelada en la Biblia.
-Con quien me casaré? - Luis Palau pag 16 del PDF -
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