Nos encantan las puertas abiertas. Sabemos que ese es el favor de Dios,
pero cuando Dios cierra una puerta, se necesita madurez para decir: "no
lo entiendo, pero no me voy a poner amargo. No voy a luchar contra esto.
Dios, confío en ti." en lugar de pensar en lo que no funcionó, confía en
él. Dios sabe lo que está haciendo.
JOEL OSTEEN
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